Sobre ángeles

“No he tomado un whisky en mi vida, ni cerveza, ni coñac”, se sincera Lucía Bosé, quien pese a ello no se considera abstemia, pues de vez en cuando se permite, por ejemplo, tomar alguna que otra copa de vino, o incluso unos daiquiris o mojitos hasta en lugares tan míticos como el famoso Floridita de La Habana.

Aunque “casi agarré una borrachera”, bromea. No es que se vaya al Caribe expresamente a tomar cócteles, sino con una misión bien distinta y más elevada: ofrecer a todo el mundo la posibilidad de tratar de conectar con el cielo a través sus exposiciones itinerantes sobre los ángeles, a los que ha destinado todo un Museo en el segoviano pueblo de Turégano, el Museo de los Ángeles, que bien merece una visita virtual (www.museoangeles.com) o mejor aún presencial, dando de paso un paseo por los bellos parajes de Castilla donde se aprecian con intensidad y crudeza los cambios ocasionales. Ayer, hablando con mi amiga Lucía, que estaba de cumpleaños, me vino a la cabeza su tocaya y por ello me planteo aquí y ahora evocar a una actriz tan versátil como la milanesa Lucía Bosé, lo que nos permitirá conocer más sobre los variados aperitivos italianos y, a ratos, ¿por qué poner límites?, tocar el cielo.

Los aperitivos de Buñuel. Desde que fue elegida Miss Italia en 1947 hasta hoy día, Lucía ha recorrido un largo camino, trufado de triunfos y de las más variadas experiencias. En 1955 tuvo ocasión de trabajar con Luis Buñuel, tan amante del dry martini, y creador del “Buñueloni”, realizado precisamente con dos populares aperitivos italianos.

La película del aragonés en la que trabajó, “Así es la aurora” (de la época francesa del director, tras volver de México), es además una de las pocas del cineasta con final feliz, lo que constituye todo un anuncio de que en la actriz confluían ya los rasgos angelicales que su belleza presagiaban y que en el proyecto del Museo de los Ángeles han felizmente desembocado.

Bardem, Antonioni o Liliana Cavani, son otros de los directores que han contado con la actriz, tan versátil en la pantalla como en su propia vida, y que, aunque no disfruta personalmente de los populares aperitivos italianos, los acepta a su alrededor con soltura, igual que los variados cócteles que pudo ver en los hoteles madrileños desde los años cincuenta (en los que usaba “escandalosamente” pantalones, en épocas oscuras en las que ello era absurdamente visto como inapropiado para una dama), o en el Chicote, donde se dejaba ver “con el torero de vez de cuando”.

Las épocas oscuras se han difuminado en el cielo azul que se divisa desde el Museo de Turégano, donde los ángeles conviven con el paisaje dentro y fuera de las paredes de la vieja fábrica de harina que les da cobijo. Un paisaje de sabores dulces y amargos a la vez, como los de estos aperitivos italianos que, gracias al arte de la combinatoria, nos ofrecen una vía alternativa para tratar de tocar los cielos, o al menos de acogerlos momentáneamente en el paladar.

LUCÍA Y OTROS CÓCTELES CON APERITIVOS ITALIANOS.

· Lucía: en coctelera con hielo vierta un tercio de zumo de piña, un tercio de Carpano, un tercio de vodka y un chorrito de Campari. Agitar con fuerza, colar y servir en copa de cóctel o zumo, adornando con un trocito de limón, una cuña de piña y unas hojitas de menta fresca. Se puede servir con pajita.

· Carpano Cocktail: en vaso mezclador con hielo vierta un medio de CarpanoPunt e més” y un medio de ginebra. Revolver, colar y servir en copa de cóctel. Exprimir una fina piel de limón sobre la superficie, que luego se deposita en la copa.

· Campari Cocktail: en vaso mezclador con hielo verter un medio de vodka, un medio de Campari y unas gotas de angostura. Revolver, colar y servir en copa de cóctel. Puede exprimir la corteza fina de naranja sobre la superficie.

· Campari con naranja: en vaso alto con hielo vierta un zumo de naranjas recién exprimidas y una copa de Campari por encima. Si lo quiere endulzar, ponga también unas gotas de jarabe de fresa. Refrescante y apetitoso, sobre todo si se lo ofrecen en la cubierta de un barco italiano haciendo un crucero. Y elegante en un buque de guerra, en una recepción servida por marineros italianos, como tuve ocasión de probar una vez.

· Buñueloni: una versión del clásico Negroni atribuida al cineasta: en vaso Old Fashioned con hielo, verter un tercio de CarpanoPunt e més”, un tercio de ginebra y un tercio de Campari. Revolver y adornar con una rodaja de naranja.

ITALIA ANTES DE COMER.

· El vermouth es una bebida de origen italiano cuya base está formada por vinos blancos, fuertes y aromáticos, que se maceran con hierbas y condimentos, como la genciana, la manzanilla, la vainilla o el ruibarbo. Según el azúcar que contienen, se suelen diferenciar en secos (dry) y dulces, pudiendo ser estos últimos blancos o rojos. Su graduación está entre los 16º y los 18º.

· La palabra “vermouth”, curiosamente, parece provenir del alemán. Un medieval piamontés cuenta, en el libro “Los secretos del señor Alessio”, que había conocido en Baviera una bebida obtenida del ajenjo que se tomaba antes de comer. En alemán, “wermut” viene a ser ajenjo, hierba amarga. Hay quien dice que la palabra viene de “veran” (levantar) y “muth” (espíritu en lenguaje teutónico arcaico). Aunque el vermouth difiere de la absenta, el nombre permaneció.

· Hay vinos aromatizados desde muy antiguo, como se refiere en la Odisea (vino con hierbas egipcias), en la mitología o en Dante (el ave Fénix bebe algo parecido al vermouth para resurgir de las cenizas). Los romanos tomaban un vino con incienso, ajenjo, nardo y mirra.

· Se atribuye la invención del vermouth moderno a Antonio Benedetto Carpano, tabernero de Turín, en 1786. El que fuera proveedor de la Casa Real de Cerdeña creó una bebida popularizada en el café de Marendazzo, donde trabajaba, en los soportales de la Piazza del Castello.

· El vermouth “Punt e més”, de la casa Carpano, con 17º, fue creado más tarde, hacia 1870, siendo muy popular en Italia, y usándose mucho en coctelería. También se consume solo, con hielo o con soda, combinando bien con una rodaja de limón. El nombre hace alusión a una anécdota referida a agentes bursátiles. Uno de ellos, animado por una subida o triste por una bajada de la bolsa, en vez de pedir un vermouth pidió “un punto y medio”, que era lo que habían variado las cotizaciones. También podría ser que pidiera un Carpano con media dosis de bitter, para celebrar una subida de sus acciones.

· El Campari es un aperitivo italiano amargo, de color rojizo, con aromas a cáscara de naranja y quinina, de unos 25º de graduación alcohólica. Se puede beber solo, con hielo, con soda y con zumo de naranja, siendo muy usado en diversos combinados. La compañía Campari fue fundada por Gaspare Campari alrededor de 1860, en Milán, cuna de Lucía Bosé. Se fabrica con la misma receta de entonces.

· El Gancia es otro vermouth italiano, que tiene diversos extractos de hierbas aromáticas y unos 15º, con un sabor cítrico.

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Autor

Juan Luis Recio

Blogger gastronómico y de tendencias, crítico de vinos (XL Semanal), letrista, sociólogo, mensista, poeta

Juan Luis Recio

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