El Tocadiscos de Biegler

Pablo G. Vázquez

La trivialidad de llamarse Ernesto

Hoy, al igual que esa canción de los Hombres G, me he levantado «dando un salto mortal». No sé el motivo, pero me siento muy bien, ¿será porque hoy es el Día de Galicia?. Me he venido arriba, definitivamente.

Tan bien me siento que, en un sincero y osado ejercicio de vanidad, voy a intentar ponerme (fugaz y mentalmente, por supuesto y con nulo éxito, probablemente) al lado de dos genios de las letras por mí muy pero que muy admirados, a modo de homenaje: Mr. Oscar Wilde y D. Francisco Sosa Wagner.

Entre otras muchas de sus geniales producciones literarias traigo hoy a colación las dos siguientes: «La importancia de llamarse Ernesto» (de Oscar Wilde), y «Es indiferente llamarse Ernesto» (de Paco Sosa).

Ambas obras diseccionan magistralmente la fatalidad de las sociedades civiles de sus respectivos lugares y tiempos, con una prosa digna de Premio Nobel. 

Rememorando sendas obras, no puedo evitar trasponer su mensaje a la sociedad actual:

Dirigentes públicos profesionales del eslogan mediático y de escasa o nula capacidad de análisis crítico.

Troleros crónicos que ahora escriben y hablan, paradójicamente, de la «posverdad» -de otros, claro- (es que me descojono).

Gregarios en masa guiados por el molde del «enjambre» (tesis social del filósofo surcoreano).

Gentes que dedican su vida, con pasión cuasi religiosa, al arte de aparentar lo que no se es (y nunca serán).

Personas que defienden un derecho o beneficio colectivamente y, una vez alcanzado individualmente, se olvidan de sus «hermanos» (ríanse de la amnesia de Rajoy o de la Infanta).

Intereses económicos y de poder cuyo único objetivo es crecer a costa de quien sea y de lo que sea, literalmente.

En fin, no sé exactamente qué decía Talcot Parsons acerca del tema, lo que sí sé es lo que pienso y siento yo: ojalá en la sociedad en la que me tocó/toca vivir hubiera más Montses, más Vicentes de Matías, más «Patxis», más «Toños», más «Braises Marquinas» etc…

Ojalá, por que en ese caso, y aunque fuera por unos instantes, sería probablemente una sociedad muy distinta.

A cuidarse, meus.

PGV.

 

 

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Pablo G. Vázquez

Analista Investigador Derecho / Sociedad / Política / Economía

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