El Tocadiscos de Biegler

Pablo G. Vázquez

Podemizando (la sentencia)

ANTECEDENTES

Hace mucho que dejé de guiarme por los dogmas de fe.

Hace mucho que rechacé considerar distinguida a una persona por el mero hecho de lucir un rolex en su muñeca o por vestir de Armani.

Hace mucho que dejé de creer que quien habitualmente canta 20 come 20.

Hace mucho que intento actuar (racionalmente) con la cabeza de arriba en vez de con otros miembros.

Hace mucho que detesto la hipocresía típica del decir una cosa y hacer exactamente la contraria.

Hace mucho que procuro «levantar el velo» de las múltiples pantallas diarias y demás cortinas de humo.

Hace mucho que me parece irrelevante el nomen iuris de turno que se utilice si el mismo no se corresponde con la realidad y la naturaleza de las cosas.

Hace mucho que me di cuenta que no era ni el más listo, ni el que todo lo sabía, ni que la verdad es simple.

La lectura de la obra de García de Enterría me sirvió, entre otras cosas, para comprender que el más humilde es en el fondo el más grande.

Mi padre siempre me dice que a las personas hay que respetarlas, pero que las ideas están para debatirlas racional y pasionalmente, ponerlas «en solfa».

Pues bien,

CONSIDERANDO

a) Que un código ético escrito (que te obliga a dimitir cuando eres imputado) solamente es aplicable a todos los demás, nunca a ti y a los de tu partido.

b) Que se critica a un rival político por su «incultura» cuando tú dices que Solé Tura defendía la autodeterminación catalana (demostrando que quien cita autores sin leerlos previamente eres tú).

c) Que defiendes los privilegios laborales de un monopolio que precisamente machaca el derecho laboral de todo el mundo a poder acceder a una profesión libremente y en igualdad y fraternidad de condiciones.

d) Que hablas del derecho a la información libre y plural cuando vetas a medios críticos contigo.

e) Que despotricas de los ricos pero te embolsas casi 150.000 €/año en varios sueldos.

f) Que las únicas mujeres con visibilidad real en tu partido han pasado o pasan previamente por tu cama, no se sabe si a modo de derecho de pernada.

g) Que hablas de equipos pero en cuanto alguien te hace la mínima sombra real preparas el terreno para fuminarlo.

h) Que tu argumentum ad verecumdian es tu lema y santo y seña de obrar profesional.

i) Que cuando dices que España es una dictadura y Venezuela, Cuba y Bolivia paladines de la democracia.

j) Cuando priorizas la imagen frente al fondo de las ideas y el trabajo.

k) Cuando hablas de plurinacionalidad sin al menos proponer un concepto y contenido a aplicar.

En definitiva, cuando te vales de todo esto en pos del bien del pueblo y en realidad haces todo lo contrario, echas sin darte cuenta más leña a la desafección ciudadana, con el agravante de que se supone que tú has venido a hacer nueva política por y para la gente.

La falacia, el vender humo, está a la orden del día, es pena que no tengamos a.mano el.«kit para.detectar tontos» del que nos hablaba Sagan en su libro.

Por todo ello,

FALLAMOS

No me resigno a «fallar», dice el gran Leopoldo Gandarias (un hombre bueno, y un fiscalista maestro) que las cabezas medianas siempre embestirán contra todo aquello que no les quepa en la cabeza.

Es justicia.

A cuidarse, meus.

 

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Pablo G. Vázquez

Analista Investigador Derecho / Sociedad / Política / Economía

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