Día intenso, muy intenso: mucho trabajo, una mala noticia familiar, un cálido reencuentro con un viejo amigo, placentera comida y sobremesa con tío Toño, y lucha con mi hijo que le costó hoy cenar.
A punto de retirarme a descansar, no se me ocurre otra cosa que entrar en internet y leo, con cierto estupor, que a nuestro gran Javier Bardem el Tribunal Supremo le ha confirmado una multa impuesta por Hacienda de más de 150.000 € por engaño y fraude fiscal.
Según el digital, Bardem facturaba todos sus trabajos a través de una sociedad de la que él era el único socio y administrador.
Bueno, en nuestro gremio todos sabemos por qué se hace eso y también sabemos en estos casos por qué está mal planteado fiscalmente dicha actuación y las consecuencias que de ello se derivarán inexcusablemente.
La cuestión es que mientras Bardem criticaba a viento y marea que los ricos (como si él fuera un clase media) pagasen menos a través de sociedades, él, al igual que Juan Carlos Monedero, creaba una mercantil con la única finalidad de facturar a través de ella y reducir a.priori la factura fiscal.
Todo un clásico: «haz lo que digo, no lo que hago».
Es decir:
Una imagen:
Una palabra:
HIPOCRESÍA.
Buenas noches.
PGV.