El Tocadiscos de Biegler

Pablo G. Vázquez

Un abrazo como una olla

Un abrazo como una olla

En el estado de Whatsapp de mi amiga Arantxa se puede leer, ininterrumpidamente desde el 6 de febrero hasta hoy, la siguiente frase: «Un abrazo es un poema de amor escrito en la piel». Toda una declaración a full de intenciones.

Desde luego, en parte no le falta razón, puesto que los achuchones con los que ella nos colma a sus amigos son tan dulces y maternales que simulan la típica escena de hermana mayor que muere de amor por sus pequechuelos. Esos abrazos sí que molan, porque te transportan mentalmente y por un breve pero intenso instante a la inocencia de la niñez.

Ahora bien, no todos los abrazos son iguales a los de mi Arantxita ni encierran siquiera sentimientos tan fraternales, y si no, pregúntenle a Íñigo.

Una imagen vale más que mil palabras:

Efectivamente, ese abrazo expresa y dice mucho más de lo que a simple vista parece: es el fiel reflejo de lo que representa la realidad de la Política, que no es otra cosa que un belenazo digno del mejor Deluxe «por el Poder, ma-tooo».

Dos amigos, colegas de profesión, que compartieron juergas, proyectos, trabajos aquí y allende los mares, manifas varias, que secundaron el 15-M, que supieron exactamente a qué hora salía el tren con destino directo a la Cámara de las Castas, que hablaban de devolver las Instituciones a la gente, al pueblo….hoy se encuentran alejados por un simple abrazo, testigo de cargo de la caída del pan con azúcar y su correlativo alzamiento del NEPOTURRIONISMO (así llama un amigo a la particular manera de Pablo Iglesias de apoyar el feminismo promocionando, solo, a sus propias parejas sentimentales).

Podemos me gustaba en sus inicios, por su capacidad de comunicación, por su diagnóstico de los problemas, por su capitalización de la indignación social.

Sin embargo, hoy son más de lo mismo, un partido de un macho alfa que repite todos los días ante las tvs que él no es un para nada un macho alfa sino un militante podemita más al servicio del pueblo (ya no se le cree cuando sus actos son exactamente todo lo contrario a lo que repite como el padre nuestro).

No soporto a quién babea con la democracia plebiscitaria pero se acomoda como un facha más en la representativa. Incluso Jacobo Rousseau, el más firme defensor de la democracia directa, sabía que ésta solamente era realizable en grupos mucho más reducidos por un sistema representativo (El contrato social, 1762).

Errejón mordió el polvo en la arena de Vistalegre ii, iluso de él, inocentemente pensó que tenía alguna oportunidad ante las artes del contrario por otra parte ya sobradamente conocidas incluso por él mismo.

El antropólogo Marvin Harris escribió una vez que «somos nosotros, los hombres y mujeres corrientes, los únicos autores de nuestras desgracias. Buscando un mundo mejor, hemos ido tejiendo entre todos, poco a poco, la tela que nos separa de nuestros sueños. Esperamos temblando el abrazo de una bestia inhumana; pero no va a llegar nadie, salvo nosotros mismos» (¿Por qué nada funiona?, Ae, Ed. 2013).

Igual pensó Íñigo que el caudillo podemita le indultaría! Claro que sí guapi, toma,  ¡un abrazo como una olla!.

A cuidarse, meus.

PGV.

 

 

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Pablo G. Vázquez

Analista Investigador Derecho / Sociedad / Política / Economía

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