(PD).- Rectores de las universidades de Barcelona, Autónoma de Barcelona, Valencia, Sevilla y Complutense de Madrid se muestran convencidos de que se trata de un movimiento de «dimensión estatal» y no pasajero. Este «sentimiento antiBolonia», admiten, se ha extendido también por los centros de secundaria, «sembrando la inquietud y preocupación» entre los estudiantes, el profesorado y las familias.
Un modelo educativo que atenta contra el derecho a la promoción social de los mas desfavorecidos, que busca sustituir a padres y profesores por representantes de ONG y asociaciones municipales, y que reduce la Educación a los escombros de la asistencia a clase merece, desde hace tiempo, una Huelga General.
El actual sistema educativo ha fracasado, la violencia y el absentismo están cada vez mas presentes en nuestras aulas, el marco normativo sobre Bolonia y las Competencias Básicas degradan los títulos universitarios e ingenieros, informáticos y filósofos se alzan contra el Gobierno por su oscurantista política educativa.
Nadie duda a estas alturas que la Educación es una cuestión de Estado y que con ella nos estamos jugando el futuro y la Libertad que descansan sobre el conocimiento y el saber. No se puede seguir hurtando a la sociedad española el debate público y profundo que el futuro de la educación merece.
Rectores de las universidades de Barcelona, Autónoma de Barcelona, Valencia, Sevilla y Complutense de Madrid se muestran convencidos de que se trata de un movimiento de «dimensión estatal» y no pasajero, ya que el descontento va adquiriendo «una dimensión creciente» a medida que pasa el tiempo. «Por tanto, no confiamos en que vaya a desvanecerse, sino que esperamos un recrudecimiento, con consecuencias imprevisibles», advierten.
Este «sentimiento antiBolonia», admiten, se ha extendido también por los centros de secundaria, «sembrando la inquietud y preocupación» entre los estudiantes, el profesorado y las familias. Tampoco se olvidan los rectores de «las preocupaciones diversas y las inquietudes dispares» de «amplios sectores» del profesorado o del personal de administración y servicios, que hacen «muy difícil en este momento» la gestión del cambio y su percepción como una oportunidad de mejora.
Aunque la distribución y el alcance de las movilizaciones sean muy distintos según los lugares, «no estamos ante un problema específico y propio de una universidad concreta o de unas pocas universidades», aseguran. «Por tanto, creemos que (el problema) no puede ser abordado adecuada y eficazmente desde cada universidad, de manera aislada», según opinan.
En los últimos días se vienen sucediendo encierros y ocupaciones en facultades y otros edificios de los campus de las universidades citadas, organizados por asambleas de estudiantes contra Bolonia. El pasado 13 de noviembre, miles de alumnos se manifestaron en varias ciudades contra la reforma académica derivada del EEES, la «mercantilización» de los títulos, el «encarecimiento» de los estudios y la «privatización» de la universidad pública.
