La compañía que «auditaba» a Madoff sólo tenía un gestor, una secretaria y un jubilado de 78 años

(PD).- Un hedge fund, que aconsejó no invertir en el fondo master de Madoff, desvela las irregularidades que no fueron capaces de analizar bancos como el Santander de Don Emilio Botín.

El gran escándalo de Madoff ha dejado hundido a un sistema financiero mundial que ya estaba muy tocado por la bancarrota de Lehman Brothers, las intervenciones de los bancos comerciales por los estados, los SOS de las grandes compañías automovilísticas y las suspensiones de pagos de nuestras queridas inmobiliarias.

Lo que aflora del caso Madoff que es ni los sistemas de supervisión, liderado por la otrora respetable SEC, y los gestores de las mayores fortunas del mundo, incluidas algunas españolas, no hicieron ni por asomo su trabajo. Como explica un ejecutivo que combina Madrid con Nueva York de forma permanente por cuestiones de trabajo, “hace tiempo que los profesionales no se leen los papeles más elementales y sólo se preocupan por las comisiones”.

Y no le falta razón porque ya más de un hedge fund había rechazado invertir en los productos del que fuera director general del Nasdaq por cuestiones muy básicas, más o menos el a,b y c de la gestión de patrimonios, que los señores de Madoff vulneraban de forma constante.

Según un documento de Aksia, una gestora con sede en Nueva York, invertir en los productos del veterano inversor tenía un riesgo muy alto y sus rentabilidades eran difícil de explicar.

En primer lugar aseguran que, pese a que su estrategia de inversión era especialmente simple, ningún método cuantitativo podía replicarla. Además, consideran que parecía inverosímil que los contratos de derivados que tomaban pudieran soportar el volumen ingente de un fondo que gestionaba 13.000 millones de dólares.

Jim Vos, consejero delegado de Aksia, que siempre se había negado a invertir en los vehículos de Madoff, sostiene que la sociedad a través de la cual se realizaban las inversiones estaba auditada por una firma absolutamente desconocida, de nombre Frieshling & Horowitz. Tras varias investigaciones, el hegde fund descubrió que esta sociedad cotaba con tan solo tres empleados, un señor de 78 años que vivía en Florida, una secretaria y un contable de 47 años, que trabajaba en una oficina de escaso tamaño.

PricewaterhouseCooopers, auditor del fondo de Optimal, la gestora de Banco Santander pillada con 2.300 millones, no supo ver lo que advirtió Aksia, para quien Freshling & Horowitz tenía una operativa “aparentemente muy pequeña dado la escala de las actividades de Madoff”.

Por si fuera poco, la firma no permitía el acceso electrónico a las inversiones y tan sólo daba unos papeles a los gestores cuando éstos les pedían conocer la situación de las posiciones en los mercados. A ello se sumaba el secretismo con el que la familia Madoff -Bernard, su hermano, su hija y sus dos hijos- gestionaban la sociedad, según las explicaciones de los empleados.

Para terminar, ni a Optimal, ni al hijo y al yerno de Emilio Botín les pareció extraño que Madoff Securities, mediante contratos discrecionales, fuera el gestor de las cuentas, el que ejecutaba las órdenes, el que custodiaba los valores y que administraba los activos. Un caso flagrante de conflicto de intereses y de ausencia de segregación de funciones, según la carta enviada por Aksia a sus clientes.

En resumen, como dicen algunos ejecutivos de banca privada, que Santander y el resto de afectados invertían casi de oídas, por las relaciones entre la familia Madoff y la familia Botín, sin hacer un mínimo análisis de cuestiones fundamentales.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído