(PD).- Manifestando discretamente que sería preferible que Repsol continuara siendo una empresa española, Zapatero parece dar su bendición a la compra por parte de la compañía rusa. Defiende, en contra de la behemencia que manifiesta Sebastián ante la operación, que son empresas privadas que tomarán sus propias decisiones sin intervención del Gobierno.
José Luis Rodríguez Zapatero, se apresuró a diferenciar a Lukoil de Gazprom, la agencia estatal rusa que sonó la semana pasada como compradora. Lukoil, dijo, es una compañía privada con mayoría de capital norteamericano (Conoco Philips), «que tiene un 20 % de las acciones» y encuadró la operación «en el terreno del mercado», aunque defendió que es «bueno» que Repsol tenga bandera española.
