La fundación de Aznar prevé un estancamiento del crecimiento durante una década

(PD).- El nervio intelectual del Partido Popular, ha vuelto a convocar su Observatorio Económico para apreciar el momento que vive España, en plena crisis económica y financiera mundial. El mensaje no puede ser más pesimista: no es sólo que nos enfrentemos a la dura recesión que viven las primeras economías del mundo, sino que ha llegado el momento en que nuestros desequilibios nos pasen factura… durante un lustro o dos.

Nos enfrentamos, decía Luis de Guindos, uno de los economistas convocados por Faes, no ante una crisis «en V», es decir, con un rápido rebote; puede que ni una crisis «en U», es decir, con un doloroso paseo por la recesión, sino ante una crisis «en L», esto es, que lo que nos espera son varios años de estancamiento económico, según publica El Imparcial.

A unos años de recesión, a los que se encamina sin remedio nuestra sociedad, seguirán otros con crecimientos muy moderados, durante un período de tiempo que bien podría prolongarse diez años. Es una crisis «a la japonesa». De ser cierto el análisis, España perdería el tren de la globalización, que otros países no están dispuestos a dejar atrás.

El acto fue presidido, como siempre, por el catedrático de Economía y Premio Príncipe de Asturias Juan Velarde. Jaime Requeijo fue el primero en tomar la palabra tras Velarde, para repasar las causas de la depresión mundial. El catedrático de Economía aplicada ha recordado que la política de dinero barato impulsada por la Reserva Federal tras los ataques del 11 de septiembre le siguió, en Estados Unidos, «un aumento enorme de las compras de viviendas», de modo que «se comenzaron a dar créditos a personas que no estaban en disposición de devolverlos». Eran los conocidos como «Ninja», acrónimo de «No income, no jobs, no assets» (Sin ingresos ni trabajo ni activos).

Son las famosas hipotecas subprime, que luego se convirtieron en títulos, mezcladas con otro tipo de activos. Esos títulos, recuerda Requeijo, «tenían muy buena valoración por las agencias de rating». En cuanto subieron los tipos de interés para controlar la inflación creada por la propia Reserva Federal, los deudores de los bancos comenzaron a dejar de pagar. «Esos títulos perdieron su valor», y constituían una parte de los activos de ciertos bancos, que comenzaron a quebrar uno tras otro. Esa caída de ciertos bancos, más que la situación aquejaba en cierta medida a todos, ha llevado a la desconfianza del público en sus entidades y de éstas entre sí. España no sufre más que marginalmente el problema generado por las hipotecas subprime, continúa Requeijo. Pero tiene sus propios problemas, derivados de que también se han concedido demasiadas hipotecas. Se trata, en suma, de «un fallo de Estado, no de mercado», según Luis de Guindos, pues, como luego señalaría Alberto Recarte, el origen está en los Bancos Centrales.

Luis de Guindos, ex secretario de Estado de Economía, ha incidido en que hasta el momento se han presentado varios tipos de planes. El Plan Paulson consiste en la compra de esos títulos que constituyen los activos bancarios y que se han revelado mucho menos valiosos de lo que se creía. De este modo «se evita una carrera de venta de activos a la desesperada» para obtener la liquidez necesaria. Luego está el Plan Brown, que pasa directamente por la recapitalización de los bancos con dinero público. Pero esos planes «han convergido al final», como es el caso del español, con garantías sobre los depósitos, la creación para la compra de títulos bancarios, avales y llegado el caso, incluso la entrada con dinero público en el accionariado de los bancos.

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