(PD).- «El sindicato de la ceja». J.A. Gundín deja en La Razón una irónica columna -no por eso poco acertada- sobre el raparto de los dineros públicos llevados a cabo por «el pitoniso Solbes». «A los del «Sindicato de la ceja» se les hace los ojos chiribitas y salivan como el perrito de Paulov ante las subvenciones previstas para el próximo año«.
Dice así la columna de Gundín en el diario de Planeta:
El pitoniso Solbes va llorando por las esquinas su mala suerte disfrazado de profeta Jeremías y se pone aún más triste, si cabe, cuando anuncia que le han salido los Presupuestos «más austeros de las últimas décadas». Y así es, porque, tras varios meses metiendo la pata, ahora mete la tijera y ha dejado temblando a varios ministerios. Hay menos dinero para Sanidad (-4,6%), para Ciencia e Innovación (-5,1%), para Defensa (-3%) e incluso para Cultura (-2,7%). En las arcas del Estado no queda un euro y Zapatero impone severas restricciones para todo el mundo, a empezar por los trabajadores, que tendrán que pagar a Hacienda 400 euros más porque las tarifas y las deducciones del IRPF no se han actualizado de acuerdo a la inflación. O sea, devuélveme la paguita de julio y si me votaste no me acuerdo. Pero no todos salen tan trasquilados de la podadera de Solbes; al contrario, algunos son muy favorecidos. Es el caso del «Sindicato de la ceja», que ve incrementadas las subvenciones para sus películas en un 4%. De 85 millones se sube a 88 y el que venga detrás que arree. El ministro César Antonio Molina lo justifica diciendo que es para «dar respuesta a la demanda del público que ama una cinematografía que le es propia y en la que se ve reflejado». Teniendo en cuenta que en 2007 el cine español perdió 5,6 millones de espectadores y que la recaudación cayó un 30% (lo que equivale a 28 millones del ala), hubiera sido más honrado colocar la partida bajo el epígrafe «Pago a los servicios prestados». Del mismo modo que la eliminación de las subvenciones a los transportistas, que bajan el 15,5 por ciento, debería figurar como «Castigo a los huelguistas desafectos». Y meter a las regiones gobernadas por el PP en el capítulo «Comunidades castigadas», donde los recortes han sido sin anestesia.
Y concluye:
Lo que ha hecho el pitoniso Solbes con los Presupuestos no es ajustar el gasto, sino ajustar las cuentas.