¿Que qué hacía yo en un curso sobre nulidades matrimoniales que daban en Huacho el decano y un auditor del tribunal de la Rota Romana? Buena pregunta, ni yo mismo lo sabía mientras viajaba hacia allá por agua, aire y tierra. “Pero si en la selva no se casa nadie, no hay nada que anular” – le dije a mi obispo. “Ya, pero es bueno que vaya alguien del Vicariato, etc.”. Total, alea jacta est, que he aprendido mucho latín estos días. En Huacho – costa peruana - me encajé.
Querían sus responsables (y creo que siguen en eso) que participara yo las dos semanas que dura ese taller de formación de catequistas, pero me resistía. Primero porque enero es un mes bueno para salir a las comunidades ya que el río está crecido y se llega a muchos sitios; segundo porque me habían contado que los participantes eran muy chivolos. Pero Ana Mª me pidió entonces darles un día de retiro, y ahí piqué.
Sábado, 16 de febrero