Desde el Atlántico

Carlos Ruiz

Por qué el «Brexit» puede ser bueno (para la Unión Europea)

Hoy jueves, 23 de junio de 2016, los ciudadanos del Reino Unido expresarán su opinión sobre la salida de la Unión Europea en un referéndum no vinculante. Escribo esto antes de que se celebre el referéndum y, obviamente, desconociendo el resultado y sin hacer pronósticos al respecto. Ahora bien, en la prensa española hay una rara unanimidad en oponerse al «Brexit» que ha hecho que incluso algunos periódicos españoles tomen posición contra esa opción en sus editoriales. No soy ciudadano británico y no voy a decirles a los británicos lo que deben hacer. Pero como europeo sí quiero dar una opinión acerca del asunto. Y en ese sentido creo que un eventual «Brexit» puede (no necesariamente claro) tener ventajas para la Unión Europea.@Desdelatlantico.

I. ACLARACIÓN NECESARIA: EL «BREXIT» ES LA SALIDA DE LA UNIÓN EUROPEA, NO DE EUROPA
Antes que nada conviene aclarar algo que no por obvio es menos necesario.
Un eventual «sí» al «Brexit» no significa la salida del Reino Unido de «Europa», sino de la «Unión Europea», que no es lo mismo.
Del mismo modo que la Nación Española es muy anterior al Estado Español, Europa es muy anterior a la Unión Europea.
Por ello, del mismo modo que una hipotética secesión del Estado Español por una de las regiones que conforman la Nación Española no significaría, quizás a pesar de algún iluminado, que dejen de ser españoles, aunque dejaran de ser ciudadanos del Estado Español, así una eventual salida de la UE no significaría que los británicos dejaran de ser europeos.
El Reino Unido es parte integrante de la cultura y la civilización europea y, evidentemente, no va a dejar de serlo por este referéndum.

II. LA UNIÓN EUROPEA, VÍCTIMA DE SU PROPIA PROPAGANDA
Hace ya siete años, en 2009, en este blog precisamente, escribí que la Unión Europea es un sueño que se ha convertido en pesadilla y que, como sueño o pesadilla, no es real. En ese artículo dije que el «sueño» de la integración europea se volvió imposible cuando un Estado miembro se hizo con el arma atómica:

La unión europea se hizo imposible en el momento en que un Estado europeo tuvo el arma atómica. Creo que puede afirmarse que a menos que los Estados europeos que la posee (Reino Unido y Francia) renuncien al arma atómica la unión europea será imposible.

Fue una alerta que lancé guiado precisamente por mi amor a Europa. Pero la Unión Europea (convertida en algunos aspectos en el principal enemigo de Europa) prefirió subvencionar propaganda. Sólo así pueden calificarse algunas contribuciones de algunos profesores «Jean Monnet» generosamente subvencionados por la UE al tiempo que esa misma UE se negaba a apoyar a visiones mucho más realistas que advertían de que el proceso se estaba realizando mal.
Por si hace falta alguna prueba, ahí están, negro sobre blanco, las opiniones de los que decían que la entrada en la Comunidad Económica Europea (¡aun antes de crearse la UE!) era «irreversible».

III. LA CRISIS MIGRATORIA DE 2011, ANTECEDENTE DE LA SITUACIÓN ACTUAL
Supongo que no es ningún secreto que uno de los argumentos principales (si no el primero) del «Brexit» es el deseo de controlar las fronteras. Como es sabido, el Reino Unido está fuera del «espacio Schengen», pero aún así ve con preocupación la entrada masiva de emigrantes.
Apenas dos años después de aquel artículo que he citado, en 2011 se produjo una gravísima crisis migratoria que, cerrada en falso, sigue abierta y es, precisamente, una de las cuestiones que explican los apoyos al «Brexit». Sobre ello traté en este blog.
El demencial llamamiento de Angela Merkel a los «refugiados» para que vayan a la Unión Europea evidentemente no sólo ha alarmado a los alemanes. Si el día de mañana un gobierno británico decidiera entrar en el «espacio Schengen» esa marea de supuestos «refugiados» podría llegar al Reino Unido, sumándose a la emigración legal de otros países europeos. De esta forma, pretendiéndolo o no, Merkel ha proporcionado al «Brexit» alguno de sus más contundentes argumentos.

IV. EL TRATADO DE LA UNIÓN EUROPEA, DE 1992, EL MAYOR ERROR DE LA HISTORIA DE LA INTEGRACIÓN EUROPEA
El gran sueño de la integración europea, como dije, era imposible desde que un Estado miembro se hizo con el arma nuclear. Pero aún podía haberse profundizado en la «solidaridad de hecho» que preconizaba Robert Schuman para, si no conseguir una unión política, sí llevar a cabo una integración en otros planos.
El problema es que se pretendió impulsar una integración política a partir del Tratado de la Unión Europea de 1992. Ahora bien, Esa «unión política» nació muerta PRECISAMENTE POR CAUSA DEL REINO UNIDO. Fue la siniestra Margaret Thatcher (la misma que ordenó el hundimiento del Belgrado estando fuera de la zona de exclusión de la guerra de las Malvinas provocando cientos de muertes), y lo he dicho aquí, quien rompió lo que era el proceso de integración europea que se basaba en un principio muy simple: todas las normas europeas son igualmente válidas para todos. Ese principio quedó destrozado después de 1992. Hasta hoy.
En este blog escribí en 2011 un artículo titulado «La crisis de Schengen replantea la integración europea» (13-III-2011) donde dije:

Este proceso se articuló a través de un método nuevo y original, el llamado “método comunitario”. Este método, en síntesis, suponía crear un Derecho común para TODOS los Estados miembros de las Comunidades Europeas en ciertas áreas de tipo económico. Como es sabido, el método comunitario para la integración económica europea fue un éxito y a los seis Estados fundadores de las tres comunidades se sumaron otros tres Estados en 1973, más Grecia en 1981 y España y Portugal en 1986.

Sin embargo, algunos europeístas, sobre todo desde el Tribunal de Justicia de las Comunidades, ignorando las enseñanzas de Schuman quisieron llevar el proceso de integración más allá del ámbito económico y de las áreas fijadas por los tratados. Cuarenta años después de la fundación de la CECA, tres grandes europeístas, Kohl, Mitterrand y Delors quisieron iniciar el proceso de integración política europea con el acuerdo de Schengen (para eliminar las fronteras interiores) y el Tratado de la Unión Europea firmado en Mastrique en 1992. Fue una decisión que el tiempo ha mostrado como poco acertada.
Por un lado, se alejaba del espíritu de Schuman, pues se decidió emprender un camino a la integración política, en materia de política interior y exterior, cuando aún no se había concluido el proceso de integración económica en aspectos esenciales como eran los de la política fiscal y laboral.
Por otro lado, dadas las resistencias del Reino Unido de Thatcher a embarcarse en ese proceso, en ese camino se empezó a dejar de lado el “método comunitario”. Y así se empezó a utilizar, de forma paralela el método de las “cooperaciones reforzadas”. A diferencia del “método comunitario” donde se creaba un Derecho común para todos los Estados miembros de la Comunidad Europea mediante órganos de la propia Comunidad, en las “cooperaciones reforzadas” algunos Estados miembros podían crear nuevas reglas de Derecho que no serían vinculantes para “todos” los Estados comunitarios. Además, en la creación de estas nuevas reglas no comunes para todos, se dejaba abierta la puerta a la exclusión de algunos órganos y procedimientos comunitarios podían ser excluidos. Este método se utilizó para crear el euro (en el que no quiso entrar el Reino Unido) y a este método se recondujo el acuerdo de Schengen para eliminar las fronteras interiores de los Estados firmantes. La idea de la “cooperación reforzada” ha llegado a niveles preocupantes con el Tratado de Lisboa de 2007 en donde, ironías de la historia, la Carta de los Derechos Fundamentales, que debía ser el núcleo común de la Unión Europea, se aplica “a la carta”.

Las “cooperaciones reforzadas” crearon la ilusión de que se podían dar pasos adelante en el proceso de integración política. Pero esos pasos se daban con pies de barro.

V. SIN EL REINO UNIDO EXISTE AL MENOS UNA POSIBILIDAD DE RETOMAR EL «MÉTODO COMUNITARIO» EN EL PROCESO DE INTEGRACIÓN EUROPEA
La causa número 1 de que el proceso de integración europea se desviara fue el Reino Unido y, especialmente, la siniestra Thatcher. Y ello por dos razones, primero, porque el Reino Unido que, no olvidemos, es una de las principales potencias europeas, presionó para romper el «método comunitario» a partir de 1992, hasta hoy. Pero además, en segundo lugar, y para mí esto es lo más grave, porque el Reino Unido PUDIENDO HACERLO NO IMPIDIÓ los tratados comunitarios que desde 1992 han desquiciado el proceso de integración mientras aparentemente lo impulsaban. Si Thatcher, de verdad, hubiera sido una gran estadista, habría negado su firma al Tratado de Maastricht de 1992.

La situación, gane o no gane el «Brexit» es de extrema gravedad. Es inútil cerrar los ojos a la realidad. Las denuncias que hacemos algunos han venido siendo ignoradas mientras la situación se agrava.
Si el resultado fuera el «Brexit» la Unión Europea debería plantearse, seriamente, UN PROCESO DE REFUNDACIÓN. Un proceso en el que habría que volver al status quo anterior a 1992 para intentar llevar a cabo un proceso de integración europea realista. La enseñanza que dio Schuman en 1950 sigue vigente. Cada día más. Ya es una cuestión de supervivencia para la Unión Europea.

NOTA
Alguien ha usurpado mi identidad abriendo el 28 de abril de 2016 (en pleno debate sobre el Sahara Occidental en el Consejo de Seguridad de la ONU) una cuenta en tuiter con mi nombre y mi imagen.
Quiero hacer constar públicamente que mi única cuenta en tuiter es @Desdelatlantico.
Toda otra cuenta de tuiter que use mi imagen o mi nombre es UN FRAUDE.

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Autor

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental Universidad de Santiago de Compostela

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional
Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental
Universidad de Santiago de Compostela

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