Desde el Atlántico

Carlos Ruiz

Sarkozy: fin de la impostura

Sarkozy ha perdido las elecciones. Fin de trayecto para un gran impostor. Ganó su mandato de presidente hace 5 años con un programa «liberal» con promesas de grandes reformas políticas, económicas, sociales y culturales. 5 años después, esas prometidas reformas quedaron en nada. Ahora ha intentado ganar las elecciones con un programa nacionalista, apelando a la Francia «profunda». Pero la impostura era demasiado gruesa. ¿Qué podemos esperar de Hollande? Creo que no gran cosa. Si acaso, podemos expresar el deseo de que no sea un «Rajoy a la francesa».!

I. SARKOZY, GRANDES PROMESAS DE REFORMAS LIBERALES INCUMPLIDAS
Sarkozy hace cinco años prometió un cambio radical para Francia. Un cambio en todos los órdenes: político, económico, social y cultural. Cinco años después aquellas grandes promesas se quedaron en nada. Los vicios del sistema francés no sólo no desaparecieron sino que se agravaron.
Siendo presidente, una de las mayores empresas francesas, Renault, en lugar de abrir una industria en Francia la abrió en el Marruecos tan adorado por Sarkozy y Carla. Un escándalo que incluso obligó a responsables de Renault a dar (tarde) explicaciones (inútiles) a la Asamblea Nacional francesa. Y es que, aunque se diga que Sarkozy era un clon de Merkel, hay que recordar que Alemania no ha deslocalizado industria en la medida en que lo ha hecho Francia.

II. SARKOZY, OFRECE UN PROGRAMA NACIONALISTA…
No hay duda de que la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas dieron dos grandes triunfadores: François Hollande y Marine Le Pen. Hollande se convertía en el primer candidato que superaba en primera vuelta a un presidente-candidato. Le Pen alcanzaba la cifra más alta de votos de la historia de su partido… y una influencia mayor de la que nunca tuvo.
El gran derrotado en la primera vuelta fue Sarkozy. Y esa derrota ya se veía venir antes del primer escrutinio pues el propio Sarkozy prometió…. ¡que iba a hacer una política diferente de la de que había realizado hasta ahora! ¿Cabe mayor confesión de fracaso?
El hecho es que Sarkozy ya no tenía credibilidad para ofrecer un programa liberal de reformas. De ahí que, inteligentemente, intentara ganar a Hollande aprovechando el punto débil de éste, a saber, su supuesta complacencia con la inmigración musulmana puesta de manifiesto cuando se negó a votar a favor de la ley que prohibía el uso del burka en espacios públicos. La estrategia de Sarkozy no era otra que la de asumir el discurso de Marine Le Pen que alcanzó su punto de máximo impacto cuando denunció que el entreguismo de Francia al islamismo había llegado al extremo de que, para no «ofender» a los musulmanes la carne que se vendía a los franceses ordinarios era carne sacrificada según el rito islámico, sin que los franceses ordinarios estuvieran advertidos de ello.
Sarkozy, pues, asumió para 2012 un programa, no liberal, sino fundamentalmente nacionalista, próximo al del Frente Nacional que parecía ser compartido por la «mayoría silenciosa» de la «Francia profunda».

III. … SIN CREDIBILIDAD
No creo que estas elecciones presidenciales sean decisivas a la hora de determinar si ese programa nacionalista es el que se identifica con la mayoría social francesa. Creo que esa cuestión sólo tendrá una cierta respuesta en las elecciones legislativas que se van a celebrar en junio y donde no hay duda que el partido de Marine Le Pen aumentará sus votos y escaños, sin que sepamos, no obstante, en qué medida.
Estas elecciones no han sido, a pesar de lo intentado por Sarkozy, un pronunciamiento sobre una política nacionalista por una razón muy simple: SARKOZY NO TENÍA CREDIBILIDAD COMO PORTAVOZ O REPRESENTANTE DE ESA POLÍTICA.
¿Por qué?
Creo que la respuesta es muy simple.
Sarkozy es hijo de húngaros, casado en primeras nupcias con una medio-española y en segundas con una italiana. Su filósofo de cabecera es judío. Su mano derecha y confidente es una marroquí que falsificó su curriculum. En su política europea se ha plegado a todas las políticas de una alemana. En el norte de África se ha distinguido por su amistad con el sedicente «príncipe de los creyentes» (musulmanes), ha promovido una guerra en Libia contra un antiguo socio que le ayudó a financiar su anterior campaña presidencial para llevar al poder a un gobierno que ha establecido la ley islámica. Y por si fuera poco, deja el poder tras haber embarcado a Francia y a la Unión Europea en otra ofensiva, en Siria, para apoyar a una facción que también quiere establecer allí la ley islámica.
¿Alguien, que no sea un idiota, puede realmente creer que quien hace eso puede ser un representante creíble de la «Francia profunda»? Con esas credenciales Sarkozy podría haber asumido cualquier otro papel, pero no el de un nacionalista de la Francia de Juana de Arco.

IV. LA DERROTA DE SARKOZY CONSUMA EL FRACASO DE LA POLÍTICA EXTERIOR ASUMIDA POR RAJOY
El 14 de abril escribí aquí un artículo titulado «Sarkozy y Mohanmed VI, o el fracaso de la diplomacia de Rajoy«.
El tiempo me temo que me ha dado la razón.
Rajoy, contradiciendo sus iniciales promesas, no sólo no dio prioridad a Hispanoamérica en su política exterior (con los resultados que saltan a la vista), sino que en su política europea no dio prioridad al país líder de Europa, Alemania… con los resultados que vemos ahora.
Hay indicios para pensar que el abandono por Rajoy de las líneas maestras que había anunciado para su política exterior en las elecciones, se debió a un sometimiento a las «sugerencias» de Don Juan Carlos I. Eso explicaría:
– que el gobierno Rajoy se sumara al embargo petrolífero contra Irán (que nos obligará a comprar petróleo a los países del Golfo… curiosamente esos que pagaron la famosa cacería de Botswana)
– que Rajoy hiciera su primer viaje al exterior para ver a Mohamed VI
– y que Rajoy tuviera su primer encuentro con un líder internacional con Sarkozy, con ocasión de que Don Juan Carlos le otorgara, por propia decisión, la máxima condecoración nobiliaria del mundo, el Toisón de Oro.
Sarkozy va a ser ahora un «don nadie» en el mejor de los casos. En el peor, un corrupto si se demuestra la recepción de dinero de Gadafi para su campaña electoral de 2007.
Parece que Don Juan Carlos a la hora de atribuir el Toisón de Oro no ha tenido buena puntería.

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Autor

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental Universidad de Santiago de Compostela

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional
Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental
Universidad de Santiago de Compostela

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