Desde el Atlántico

Carlos Ruiz

La crisis no afecta a banqueros y directivos

Las empresas van mal, pero los salarios de los altos directivos de algunas de las empresas que van mal resulta que van bien. Eso sí, algunos economistas no dejan de repetir que hay que cambiar el “mercado de trabajo”. El “mercado de directivos”, por contra, parece ir viento en popa. ¿Es esto socialmente bueno?

No me canso de repetir que hay que reducir el déficit público y para ello hay que reducir el gasto público, porque es poco probable y, ahora, contraproducente, aumentar los ingresos subiendo los impuestos. Y creo que hay que insistir, en que esa reducción del gasto público tiene que hacerse de forma ejemplarizante, con una reducción sustancial, no simbólica, del coste de la clase política, convertida cada vez más en una “casta” como ha sido calificada en Italia.

Todo eso no sólo debe hacerse para dar “ejemplo” en el sector público. Tan necesario o más es mostrar y exigir comportamientos socialmente éticos en el sector privado.

Al mismo tiempo que el paro subía, el euro andaba moribundo, el déficit público se disparaba al tiempo que la recaudación por impuestos y la actividad económica descendía, se leían, eso sí, sólo en diarios económicos especializados, informaciones que producían perplejidad y, sí, indignación. “El salario de los banqueros (occidentales) no se resiente: creció un 36% en 2010”, “los sueldos de los 15 directivos (occidentales) mejor pagados sumaron 203 millones de euros”.
Las preguntas brotan por sí mismas. Puede que alguna de esas empresas haya mejorado, pero ¿realmente, en la actual crisis financiera se puede decir que la situación de los bancos está mejor? Quiero decir, ¿habrían capeado el temporal financiero los bancos occidentales sin ayudas del sector público? Yo lo dudo mucho. Cuando se habla del “rescate” de “Grecia”, “Portugal”, “Irlanda” o, eventualmente, “España”, se habla en realidad del rescate de los bancos occidentales que prestaron dineros a estos países. Esto significa que, sobre todo en el caso de las entidades financieras, los beneficios se producen porque, en realidad, los Gobiernos están destinando a las mismas una gran parte del presupuesto público. No es cuestión ahora de discutir si es o no de interés público que las entidades financieras sobrevivan y estén saneadas. Dado que estas entidades, privadas, piden dinero al Estado para sobrevivir, no sería irrazonable que el Estado exigiera que los sueldos de sus directivos no se disparen. El problema por tanto es: ¿por qué los Gobiernos o Parlamentos no exigen un comportamiento ejemplar a los banqueros?

NOTA:
Este artículo se publicó originalmente en el diario ABC, edición de Galicia, el día 8 de octubre de 2011.

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Autor

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental Universidad de Santiago de Compostela

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional
Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental
Universidad de Santiago de Compostela

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