Desde el Atlántico

Carlos Ruiz

Operación Tigris: otro engaño de la ideología de la «amenaza yihadista»

En el aniversario del 11-M algunos decían que ahora estamos igual de «amenazados» por el «yihadismo» que entonces. Visto lo visto, se ve que entonces no estábamos demasiado «amenazados» porque, una tras otra, las «redes yihadistas» se van disolviendo en la nada cada vez que tienen que enfrentarse a un juicio con todas las garantías. Ahora le ha tocado a la «operación Tigris».

Ya lo veía venir alguno de esos ideólogos que se ponía la venda antes de la herida «denunciando»

una «inadaptación» de nuestra legislación a la naturaleza de la «amenaza» que el «yihadismo» salafista representa y de otras circunstancias que rodean a esta «realidad» (las comillas son mías)

1. Los hechos según los de la «amenaza yihadista»
La «operación Tigris» se llevó a cabo en 2005. En la misma se pretendía

arrestar a sujetos presuntamente vinculados con los atentados de Madrid

En este enlace se puede ver el retrato que se hacía de estos «peligrosos terroristas».

El Auto de Procesamiento 18/2007 de 7 de junio de 2007 DEL JUEZ GARZÓN, correspondiente a la «operación Tigris», decía entre otras cosas que:

Asimismo Abdelmalik Abdeselam Amar, Mustafa Mohamed Abdeslam y Aomar Mohamed habrían comentado en sus encuentros su disposición a castigar a los no creyentes y a sus colaboradores en cualquier lugar, realizando, si fuera necesario, una acción de martirio, ya que para conseguir la ansiada tierra del Jihad hay que utilizar la violencia. También comentaban que mientras los seguidores de la Salafia Jihadia permanezcan unidos, no habrá infieles en Ceuta

.

Pues bien, veamos qué ha ocurrido con estos tres individuos: Abdelmalik Abdesalam y Mustafa Mohamed Abdesalam han sido puestos en libertad por la Audiencia. Y después del juicio, el fiscal retiró la acusación de terrorismo contra Aomar Mohamed.

Conviene advertir, por cierto que

Cinco de los procesados ya fueron detenidos en su día por el juez instructor de los atentados del 11-M, Juan del Olmo

2. El Gobierno intenta, a la desesperada, salvar la cara.
Ya he dicho aquí que la «amenaza yihadista» sólo se sostiene en el terreno del sumario, donde la policía, con ayuda del fiscal y de algún juez «colaborador» puede aportar documentos antes de que la defensa pueda cuestionarlos. Lo único importante es aportar «pruebas» que aparezcan en el sumario (en el sumario aparece TODO lo que aporten las partes, verdadero o falso) para justificar luego la existencia de la «amenaza».
Cuando se comprobó que los procesados en la «operación Tigris» tenían abogados dispuestos a defender la verdad, el Fiscal (dependiente en última instancia del Gobierno) intentó una maniobra desesperada: ofrecer un acuerdo a los procesados.
¿Cuál era el acuerdo? Que aceptaran que eran culpables y a cambio pediría unas penas muy bajas. Más bajas que el tiempo que llevan en prisión preventiva. Los procesados se enfrentarían así a esta alternativa:
– o confesarse culpables y salir inmediatamente en libertad
– o no confesarse culpables y arriesgarse a pasar más tiempo en la cárcel.
Una maniobra siniestra que, afortunadamente, los abogados defensores, convencidos de la inocencia de sus clientes, no aceptaron. Afortunadamente.

3. La decisión de la Audiencia Nacional
La Audiencia Nacional aún no ha dictado sentencia. Pero en un auto, acaba de ordenar la inmediata puesta en libertad de 9 de los 12 procesados en esta «peligrosísima trama yihadista».
¿Por qué? Pues puede ser porque sean inocentes… o porque sean autores de delitos o faltas de tan escasa gravedad que la pena que eventualmente les corresponda va a ser menor del tiempo que han pasado en prisión preventiva.
Es más, cabe la posibilidad de que el Tribunal intente imputarles algún delito menor y no de carácter terrorista para evitar el escándalo que supondría que los presuntos «peligrosos terroristas» que no lo eran fueran a pedir una indemnización por haber sido encarcelados injustificadamente.

4. El análisis
Con la «operación Tigris» se trataba, como en las otras «operaciones», de justificar, después del 11-M, que éste se produjo porque había una previa «amenaza yihadista».
Ello vendría muy bien para «apoyar» la tesis de que el 11-M fue también obra de estos «peligrosísimos yihadistas». No se olvide que en la «operación Tigris» se arrestó a «sujetos presuntamente vinculados con los atentados de Madrid».

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Autor

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental Universidad de Santiago de Compostela

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional
Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental
Universidad de Santiago de Compostela

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