Desde el Atlántico

Carlos Ruiz

Cuando los «accidentes de carretera» ocultan asesinatos

La oposición al poder aumenta el riesgo de sufrir accidentes de circulación. Muchos lo hemos visto en las películas de «James Bond», pero si alguno piensa que eso sólo ocurre en la ficción, se equivoca. Otro ejemplo del juego siniestro en el que los «malos» hacen de «buenos». En el Reino Unido, un prestigioso diario, el Daily Telegraph recoge la hipótesis de que el general Patton no muriera víctima de un «accidente». En Marruecos un oficial del Ejército exiliado denuncia algo ya más sabido, que el ex-número 2 de Hassán II, Dlimi, tampoco murió en un «accidente».

La edición de The Daily Telegraph de hoy domingo se hace eco del libro «Target Patton» (Objetivo Patton) escrito por el historiador militar Robert Wilcox.
La tesis es que la Office of Strategic Services (OSS), servicio secreto antecedente de lo que hoy es la CIA (la interesante película «El buen pastor» habla de esa etapa), liquidó a Patton porque éste, coherente con los principios que defendía, se oponía a un entendimiento con la Unión Soviética comandada entonces por Stalin. Wilcox reconoce (¡Oh, sorpresa!) que los restos del «accidente» que sufrió Patton fueron manipulados.

Lo anterior resulta escandaloso, porque, al fin y al cabo, hablamos de una democracia. Menos extraño, más que nada porque es bastante habitual, es que los servicios secretos marroquíes se dediquen a asesinar. Dejando al margen los crímenes de activistas diversos, son varios los personajes importantes que fueron liquidados cuando empezaron a hacer sombra al sultán marroquí: Ben Barka, Dlimi, Mandari (a Ufkir no lo asesinaron los servicios secretos marroquíes sino Hassan II en persona)….
Un antiguo oficial del Ejército marroquí que publicó un importante libro para conocer los entresijos de éste, Majyub Tobyi, declara que:

– para mí (Dlimi) fue liquidado por un equipo de especialistas reclutado en el extranjero. En mi opinión, Dlimi había pecado de arrogancia. En un cierto momento, ni siquiera respondía a las llamadas telefónicas del rey (Hassán II).
-¿Descarta usted la tesis oficial del accidente, incluso si las carreteras marroquíes son las más asesinas del mundo?
– No se puede circular a más de 40 o 50 km/h en la carretera donde se encontró el vehículo de Dlimi. A esa velocidad es imposible tener un accidente mortal.

Para evitar estas cosas es para lo que se requiere que haya un adecuado control de los servicios secretos.

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Autor

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental Universidad de Santiago de Compostela

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional
Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental
Universidad de Santiago de Compostela

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