Desde el Atlántico

Carlos Ruiz

Sahara Occidental: la traición de Felipe, una losa para ZP

Felipe González concluyó con Hassán II en 1991 dos pactos secretos que son una alta traición y que pesan como una losa sobre el presidente actual. El Presidente Zapatero tiene varios retos para la posteridad, pero en materia de política exterior el reto es si será el ejecutor de la traición pactada por González o tendrá un criterio propio y coherente con el que dice ser su pensamiento.

El Tratado de «Buena vecindad» entre España y Marruecos impulsado por Felipe González y Hassán II tiene una parte escrita (la publicada en el BOE), y otra no publicada, la compuesta por los acuerdos secretos entre ambos. Esos acuerdos secretos tienen un común denominador: la traición. El primero de los acuerdos es renunciar a apoyar la independencia del pueblo saharaui; el segundo, la entrega de Ceuta y Melilla a Marruecos tomando como preámbulo la creación de una «célula de reflexión» conjunta hispano-marroquí.

Marruecos decidió provocar una crisis bilateral ante la negativa del presidente Aznar a dar curso a los dos pactos secretos suscritos por González. En efecto, contra lo que se afirma en interpretaciones interesadas, el desencadenante de la crisis no fue el referendum popular sobre la independencia que celebraron asociaciones pro-saharauis en Andalucía. Quien afirma esto, o no sabe, o lo que es peor, quiere ocultar la realidad. El desencadenante, repito, fue que Aznar no quiso impedir la independencia del Sahara Occidental y se negó a crear la citada «célula de reflexión». En octubre de 2001, en la Comisión de Descolonización de la Asamblea General de Naciones Unidas se discutió si se apoyaba el llamado «proyecto de acuerdo marco» que estipulaba la anexión del Sáhara Occidental a Marruecos con la excusa de otorgarle una supuesa «autonomía». Francia pretendía que toda la UE votara a favor de esa propuesa, pero el gobierno de Aznar se opuso. Aquella medida de Aznar supuso dar el golpe de gracia a la propuesta «autonómico»-anexionista.

La Visita que hizo a Rabat el entonces jefe de la oposición, Rodríguez Zapatero se produjo en diciembre de 2001, apenas unos meses después. Y estuvo acompañado de Trinidad Jiménez, una «protegida» de Felipe González. En aquel momento quedó claro que si Marruecos apoyaba a Rodríguez Zapatero para alcanzar el poder el precio era asumir los pactos secretos de González con Hassán.
Ahora, eliminado Aznar del escenario después del atentado del 11-M, Marruecos ha vuelto exigir el cumplimiento de aquellos pactos secretos.

En relación con Ceuta y Melilla, Marruecos ha visto con sorpresa cómo Rodríguez Zapatero, ha tenido una postura ambigua: si es cierto que no ha protestado la ocupación marroquí de parte del territorio y de las aguas de Melilla, sin embargo, ha apoyado con su visita y la de los Reyes la soberanía española sobre esos territorios.

En relación con el Sáhara Occidental, Marruecos constata que Rodríguez Zapatero apoya sus pretensiones, pero no lo hace con el entusiasmo que Felipe González y Marruecos desearían.

¿Es que Rodríguez Zapatero está «despegándose» de Felipe González? Es una hipótesis. ZP reaccionaría así a los desprecios y conspiraciones de Felipe contra él.
Rodríguez Zapatero tiene ante sí un grave reto: el de determinar cómo quiere pasar a la historia. Puede ser el ejecutor de la traición pactada por González o puede tomar otro camino.
De él depende.

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Autor

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental Universidad de Santiago de Compostela

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional
Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental
Universidad de Santiago de Compostela

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