Desde el Exilio

Miguel Font Rosell

La manipulación y el fenómeno Vox

 

En España, obviando partidos independentistas, regionalistas, animalistas y demás familia, existen actualmente cinco principales opciones políticas: la izquierda (Podemos-IU), el centro-izquierda (PSOE), el centro (Ciudadanos), el centro-derecha (PP) y la derecha (VOX), sin presencia de extremas izquierda ni derecha, por mucho que se empeñen la izquierda y la derecha en calificar como tal al adversario. Las posturas extremas se caracterizan por pretender romper el sistema y por el uso de la violencia para imponer sus planteamientos (léase actualmente Venezuela, Nicaragua, etc.) y eso afortunadamente no se da en España, al menos todavía de forma institucional en ningún partido, con independencia de puntuales acciones personales que no representan a los partidos. Todos estos partidos, por tanto, son plenamente constitucionalistas, aunque en sus programas figuren modificaciones en profundidad de nuestra Constitución, lo cual no implica en ninguno de ellos la falta de acatamiento a nuestra ley principal. Son partidos consecuencia del embrutecimiento de los dos partidos predominantes hasta ahora, que personificaban la derecha y la izquierda sin otras opciones  de consideración.

En España, no obstante, se ha dado siempre una constante en los enfrentamientos entre las posturas extremas, así la derecha ha despreciado siempre a la izquierda, en tanto la izquierda ha odiado a la derecha, y ambas en grado sumo. Se trata de dos sentimientos de difícil conciliación, pero distintos en sus planteamientos y en sus acciones.

El desprecio ha llevado a la derecha a no dar explicaciones, a no importarle demasiado los medios, a creerse siempre muy superiores, a sentirse invulnerables, a la chulería y en general al menosprecio hacia todo lo que no fueran sus propias ocurrencias, etc. El odio, sin embargo ha llevado a la izquierda a la provocación, a la calumnia, a la persecución, a la manipulación de los hechos, a la demagogia, a cualquier tipo de alianza para la consecución del poder, a copar todo tipo de puestos en la administración, a manipular permanentemente a la prensa, etc.

Ambos, los tradicionales, han tenido en común un desvelo inusitado por la corrupción de sus partidos, de sus sobrecogedores (los que cogen el sobre) y sus repartos, del desprestigio de las instituciones, del mangoneo, y en general del empobrecimiento paulatino y constante del sistema democrático, hasta llevarlo a una situación crítica en beneficio de sus propios intereses. Precisamente de todo ese tipo de desmanes, actitudes y planteamientos han nacido las otras tres opciones que actualmente les disputan su menguante supremacía, y lo han hecho con una reacción de libro, con la aparición de una izquierda y una derecha más puras en sus planteamientos, y de un centro con ansias de apaciguar la política y encauzarla desde un sentido común, ajeno a ambos planteamientos, o en alianza con ellos a efectos de moderar el mensaje y hacerlo factible. 

El votante mayoritario en España, y de ello se han encargado con sumo acierto los dos partidos tradicionales, siempre ha estado pésimamente informado, desinteresado, pasivo, encauzado hacia todo tipo de naderías, sin cultivar lo más mínimo ni el derecho, pero sobre todo ni el deber, de estar plenamente informado para practicar con acierto su misión de otorgar un voto responsable, limitándose a ejercerlo como si de hooligans de cualquier club se tratase (yo soy socialista, o de derechas, de toda la vida y a eso me debo y a eso voto), en el cultivo del desprecio o del odio hacia el “contrario”, sin atender para nada a programa alguno de intenciones, ni siquiera sin valorar el grado de posibilidad o de garantías que tales programas pudieran ofrecer. Eso lo han tenido siempre presente los partidos y a eso han jugado desde una demagogia permanente en la que siempre ha ganado, y a veces por goleada, una izquierda que a base de acuñar términos aplicables a la derecha, políticamente incorrectos, e ir colocando en todos los medios, o al menos en la mayoría, a todos sus peones, ir haciéndose con el poder aunque sea a base de elevar al máximo a tarugos de la talla de Zapatero o actualmente Sánchez, “aciertos” que tampoco le van a la zaga en la derecha con personajes como Aznar, prototipo de chulería o Rajoy, prototipo de indecisión y cobardía.

Hoy el votante está ya bastante cansado de toda esa tropa y espera la llegada de nuevas caras, nuevos planteamientos, nuevas actitudes, y todo ello desde posturas más asumibles para sus propios intereses.

Los partidos que antes constituían la derecha y la izquierda, hoy podemos tildarlos de centro-derecha y centro-izquierda, al haberse desvirtuado sus planteamientos originales, tras tantas cesiones a partidos no constitucionalistas o tras tantas promesas incumplidas, tanta falsedad, tanto mamoneo y tanto desvirtuar la democracia. En el centro les ha salido un nuevo partido que pretende cosas de unos y de otros, pero desde una limpieza ejemplar que ya no encaja con ninguno de ellos, por mucho que renueven las caras y mucho propósito de la enmienda que postulen. Hoy del PSOE, la P de partido es casi lo único que queda, pero como auténticamente partidos, o sea resquebrajados, rotos, ya que lo de la S de socialista, parece una broma, lo de la O de obrero no digamos, y la E de español, cada vez menos. Por su parte, en el PP, a la P le ocurre lo mismo que a los socialistas y lo de la otra P, lo de popular, se le va escapando al ritmo de los continuos procesamientos de sus líderes.

Así las cosas, era de cajón que hiciesen su aparición la izquierda y la derecha más escoradas, más puras en sus identitarios planteamientos. La izquierda con Podemos lo ha hecho antes y la derecha con Vox lo hace ahora. Como corresponde a posturas más extremas, la guerra entre ambas opciones se ha desatado.

Por un lado, Podemos dispone de buena parte de la juventud ansiosa de cambios, poco o muy poco informada, belicosa, bastante fanatizada, sin la prudencia ni la experiencia que aconsejen un contraste de ideas, militante, y sobre todo con un apoyo mediático de primera linea, justo todo ello en franco retroceso tras toda una serie de fracasos personales de sus líderes, a la hora de ofrecer garantías del cambio propuesto, y sobre todo por el asomo cada vez más evidente de corruptelas, ajenas a toda una serie de teóricas posturas de extrema pureza, que han ido retratando una ambición personal tan propia de uno como de otro de los partidos tradicionales, pasando de criticar a la “casta” a ser ya parte de ella, al menos en la figura de su máximo dirigente, hoy cargado de mentiras, de incongruencias, y de posturas absolutamente ajenas a las originales.

Por otro y como última opción, como la gran esperanza para muchos, llega VOX, de momento sin la menor corrupción a sus espaldas y con un programa que arrastra a una gran parte de españoles absolutamente descontentos, hartos de mentiras, de cobardías, de cesiones indecorosas, de desprecios hacia todo lo español, etc. y empieza a triunfar, y con ello a levantar en la izquierda un llamamiento de nuevo al combate, un combate que comienza, no por la crítica razonada a su programa, que parece que nadie se ha leído, sino por la calumnia, por dibujar un supuesto programa al dictado de lo que esa izquierda quisiera que fuese, para cimentar más profundamente su odio, acuñando planteamientos inexistentes que le quieren suponer, y dándolos por hecho hasta el punto de que no solo sus militantes, sino la mayor parte de la prensa los suscribe, hasta el punto de ir de nuevo incluyendo a la nueva formación en el mayor pecado de estos tiempos, el ser políticamente incorrecto hablar con objetividad del nuevo partido, comprender sus planteamientos, justificarlos, votarles, y ya en el colmo de la descalificación el pertenecer al partido en cuestión, personajes a los que ven como fascistas, maltratadores, violentos, anti feministas, racistas y todo tipo de seres impresentables que pretenden lo más infame de la sociedad, y todo ello sin haberse leído su programa, pues solo ese pensamiento ya descalifica a cualquiera. Como resumen final, el llegar a la conclusión, que todo individuo no sospechoso debe considerar de extrema derecha a VOX, so pena de ser descalificado en cualquier tertulia, sarao, progresía, o reparto de mamandurria entre paniaguados del resto de los partidos.

Afortunadamente en España, algunos, cuando nos intentan llevar al redil, nos revelamos y nos cagamos en la madre de lo políticamente correcto y mandamos a tomar por la retaguardia a quienes desde la derecha o desde la izquierda nos pretenden manipular. 

En el sentido apuntado, recibo un correo que dice lo siguiente: “No soy racista, no soy homófobo, creo en la igualdad de hombres y mujeres (igualdad real), me la suda Franco y su puta madre, soy católico, no voy a la iglesia más que a celebraciones familiares (y si puedo quedarme en el bar de enfrente, lo hago). Y con eso presente, ¿porqué voto a VOX?. Estoy harto de que el resto de partidos me llamen maltratador por ser hombre. Estoy harto de que el resto de partidos me llamen facha por querer que se defienda la unidad de España. Estoy harto de que el resto de partidos me llamen racista por decir que la inmigración debe estar controlada. Estoy harto de que el resto de partidos quieran poner leyes en las que los hombres sean culpables solo por ser hombres. Estoy harto de que el resto de partidos aprueben leyes que bajan mi poder adquisitivo. Estoy harto de que el resto de partidos con esas leyes me quiten mi dinero para dárselo a vagos y maleantes (y aquí meto desde asociaciones feminazis, hasta inmigrantes que vienen y no aportan nada). Estoy harto de que el resto de partidos humillen a la religión católica mientras quieren meterme el Islam hasta en la sopa. Estoy harto de no poder poner la bandera de mi país en la ventana de casa o en el coche por si me tiran piedras o joden el coche. Estoy harto de tener que aguantar que la izquierda de este país no sea capaz de aceptar los resultados de unas elecciones y quiera quemar ciudades. Estoy harto de la politización de los medios de comunicación, que no hacen más que hablar de machismo y ultraderecha. Estoy harto de como están destrozando nuestro idioma, pilotos y pilotas, buzos y buzas, fachas y fachos, gilipollas y gilipollos. Joder, ya vale. Y podría seguir un rato, pero creo que son unas cuantas razones. La mayoría de gente que votamos a VOX no somos franquistas, machistas y homófobos, simplemente somos gente hasta los cojones de que nos insulten y nos tomen por tontos día tras día.”

De Vox se ha llegado a decir que odian a las mujeres, por querer derogar la ley de violencia de genero y sustituirla por otra que condene en igual medida, como pide la Constitución, la violencia venga de quien venga, sin discriminaciones llamadas absurdamente “positivas”, o que odian a los que no son españoles por pedir que la inmigración se regule legalmente, que son racistas cuando gran parte de su electorado reciente era de etnia gitana, que odian a los homosexuales cuando lo que piden es que a una pareja no se le llame matrimonio, pero que lo sean en plena libertad, etc.

!Menuda extrema derecha! 

En relación a ese potente lobby creado por la izquierda y secundado por la mayor parte de los medios afines, de hembristas, conocido por algunos como las “feminazis”, véase como ejemplo la felicitación navideña del ayuntamiento de la Coruña, perfectamente organizadas, con amplia financiación y cuyo objetivo, absolutamente discriminatorio, es magnificar los atentados considerados machistas y silenciar los cometidos por ciudadanos no españoles, así como los cometidos por mujeres, me pasan una información recién publicada en ABC en la que se dice que el violador de la estudiante americana en Aluche, tenía nueve antecedentes, un violador descrito como español en un principio, por haberse nacionalizado como tal, sin comprobación alguna de sus antecedentes para tal fin (aquí nos vale cualquiera). En realidad es argelino, musulmán, y se llama Abdel Hakim Soltane. De esto, la prensa de izquierdas, la inmensa mayoría, ni flores, como ni flores sobre los diez jóvenes musulmanes que, al tiempo de lo de la manada, secuestraron y violaron sucesivas veces a tres niñas en Alicante, por aquellos días. ¿Le suena a alguien?. 

No obstante, la publicidad dada a lo de la manada ha sido extraordinaria, los jueces descalificados y tildados con todo tipo de improperios, ya que para este colectivo hembrista, el asunto reunía las características más valoradas para su linchamiento, ya que se trata de un grupo de impresentables “cazadores” con antecedentes, españoles, militares algunos, machistas, sevillanos, amantes de los toros, etc., el cuadro perfecto. El problema con el que no contaban es que les falló la víctima, bien distinta a la típica esperada, ya que de las sentencias habidas (me las he leído todas desde el principio hasta el final) para nada se deduce que se trate de violación alguna, sino más bien de sexo consentido, de los miles que se producen anualmente durante los sanfermines (si miles, unos y unas), llegando incluso la víctima a disculparles durante el proceso, en el que ellos llegaron a manifestar que ante la observación de que si se atrevía a ir con todos, ella respondió que con ellos y unos cuantos más si hiciera falta, proceso en el que se puso de manifiesto además, que los llantos mostrados ante la pareja que la socorrió en primer lugar, eran debidos a que le habían robado el móvil, de manera que si no se hubiera dado ese caso, posiblemente nada hubiera trascendido, circunstancias, todas ellas, que reconocen ya al menos dos de los magistrados (uno de ellos una mujer), lo cual ha llevado a los colectivos que tratan de explotar la situación, a esconder a la víctima e impedir cualquier tipo de entrevista, fotografía, o dato que pudiera poner de manifiesto tal frustración en cuanto a sus objetivos, algo a lo que tanto partidos como medios afines han contribuido a una sola voz, alegando siempre el derecho a la intimidad, cuando para el resto de violaciones, con asesinatos incluidos, la publicidad y el conocimiento de la víctima, padres, familia, etc. es total y absoluta para la ciudadanía.

La manada, sin lugar a dudas es una panda de machistas asquerosos sin justificación alguna, pero el proceso de manipulación y linchamiento mediático levantado a su alrededor resulta de una demagogia aplastante, perfectamente orquestada, sin el menor interés por lo realmente ocurrido.

En relación a la complicidad de los medios, el periódico La Tribuna de España, que se hace conocer como el arma mediática contra el pensamiento único, publica una serie de estadísticas al respecto para el año recién terminado (no se hasta que punto fiables), en las que entre otros datos figura que han muerto asesinadas por sus parejas, 47 mujeres y !31! hombres, que se han suicidado unas 700 mujeres y cerca de 3.000 hombres, de los cuales unos 1.000 lo han hecho por las consecuencias habidas tras  denuncias falsas contra ellos, o por la separación de sus hijos, que de las 25.000 personas sin hogar, el 87,5% son hombres, la mayoría de ellos por haber quedado sin su vivienda tras una separación, que de los muertos por envenenamiento “accidental”, el 80% son hombres, y que a pesar de todo ello, España es el segundo país europeo con menos casos de violencia doméstica, y el primero si nos limitamos a los cometidos por españoles y españolas, considerando que el 60% de los presos en cárceles españolas, en la última década, son extranjeros (esto es información del periódico 20 minutos), lo que proporcionalmente nos da un número bastante bajo de presos españoles y altísimo de extranjeros.  

A estas alturas del artículo, si existe alguien que lo lee, pensará que quien escribe es votante, militante, o simpatizante de VOX y, francamente, tengo que romperle el encuadre, porque no lo soy, simplemente pretendo ser ecuánime y evitar disculpar el que una injusticia, como es el trato a la mujer durante siglos, se lave mediante el resentimiento y la venganza con otras injusticias e intolerancias de signo opuesto, descalificando a priori, sin escuchar sus razones, sin atender a quienes tienen encomendado el impartir justicia, y tomándosela siempre por su mano, desde una patente ignorancia en la materia, cuando el resultado es contrario a sus querencias o reivindicaciones, por el simple hecho de verse reflejado en las víctimas.

Por otra parte, y volviendo a la intolerancia política hacia Vox, si hay una postura con la que nunca podré estar de acuerdo, por muchas experiencias vividas, es con el comunismo, la ideología que más muertos ha causado a lo largo de la historia, pero España ha tenido un comunista que siempre me ha parecido un personaje honesto, cabal y respetable en sus planteamientos, se estuviera o no de acuerdo con él, y me refiero a Julio Anguita, del que siempre recordaré algo en lo que permanentemente insistía al hablar de entendimientos; “Programa, programa, programa”, de ahí que siendo como soy, votante de Ciudadanos, para nada puedo estar de acuerdo en que por postureo, se haya negado Ciudadanos a sentarse con VOX, a negociar simplemente un programa con el que consensuar lo esencial, lo común a ambos partidos, que seguramente es mucho (no hay más que leer el texto del correo expuesto), y que en su lugar hayan estado más preocupados por dar la talla considerada por la izquierda como políticamente correcta, que en llegar a un entendimiento fructífero para todos, comprometiendo con ello el gobierno de Andalucía y con ello la liquidación de la cueva de Alí Babá. 

Recomiendo leer el programa de VOX, no se comen a nadie y bastante poco tiene que ver con lo que les adjudica la izquierda y gran parte de los medios. Ya se que hoy en España pedirle a alguien que lea es exigir un esfuerzo para el que pocos están dispuestos, siendo más fácil tocar con partitura ajena, pero poder opinar con conocimiento de causa compensa cualquier esfuerzo, por propia dignidad personal.          

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Miguel Font Rosell

Licenciado en derecho, arquitecto técnico, marino mercante, agente de la propiedad inmobiliaria.

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