Desde el Exilio

Miguel Font Rosell

Ni flores

En mi último artículo publicado, trataba de los distintos poderes como símbolo de la democracia, de su independencia, símbolo de la salud democrática, y de su control, símbolo de la estabilidad del sistema, y ahí cobraba gran protagonismo el llamado cuarto poder, el de la información, el más moderno y en definitiva el más efectivo, ya sea para bien o para mal, dependiendo de su verdadera independencia o de su sumisión al poder ejecutivo.

Cualquier medio, en el ejercicio de su misión informativa, ha de serlo de forma independiente, al igual que un juez a la hora de controlar el cumplimiento de la legalidad, algo que en el mundo actual resulta sumamente complicado, escaso en la aplicación y raramente practicado, pues en el fondo son seres humanos quienes están detrás, no exentos de sus propias opiniones o tendencias, pero aun cuando sometidos en general a su influencia, no por ello han de dejar de ser objetivos a la hora de utilizar todos los datos de que se disponga a la hora de ofrecer esa información que el ciudadano espera sea completa, y contenga todos los datos precisos para que pueda formarse una opinión y poder contrastarla.

El exceso de parcialidad suele llevar a la ocultación de los datos que favorecen a la opción contraria a la defendida por el medio, al igual que una interpretación demagogia en favor de sus intereses, ya que esos medios son conscientes de que el grado de profundidad del lector suele ser, y cada vez con mayor intensidad, de una superficialidad alarmante. Así las cosas, la inmensa mayor parte de los “lectores” lo son de portadas, titulares, entradillas, destacados y pies de foto, datos con los que elaborar sus propias opiniones.

Uno de los indicativos fundamentales a la hora de valorar la independencia de un medio es el conocimiento de sus recursos de subsistencia. Generalmente los medios suelen vivir de los anunciantes y de los compradores, y de entre ellos, en mayor medida de los primeros, lo cual suele llevar implícito un buen trato hacia los mismos y, en casos más extremos de sometimiento, un silencio o una tergiversación de todo aquello que pueda perjudicarles, de ahí que muchas veces hay que ver en los anuncios, no solo una labor divulgativa de los productos a anunciar, sino una “compra” intencionada de determinadas preferencias o silencios, lo que en el cuarto poder significa una mayor o menor corrupción del sistema.

Pero, ¿que puede estar comprando una empresa, un grupo empresarial, un grupo de presión, o ciertos inversores a la espera de suculentas rentabilidades que no sea la publicidad misma de un producto que despierte las ansias de compra de un consumidor?. La mayor parte de las veces un trato preferente, una adjudicación, la renovación de un contrato, una rectificación o cualquier decisión administrativa que ampare sus intereses, algo que, externamente no parece depender del medio, al menos de forma directa, pero que en el fondo tiene ahí su origen, cuando ello beneficia directamente al partido o al gobernante que ampara a ese medio y ese medio se ve amparado por tal partido o gobernante gracias a esos anunciantes.

En España existen varios grupos empresariales dedicados a los medios de comunicación, unos más fuertes y otros no tanto, los primeros presentes en las principales capitales y el resto principalmente en determinadas ciudades, por lo general de tipo medio, donde perviven de forma un tanto complicada, con profesionales mal pagados, con una economía de subsistencia, sin capacidad alguna de ejercer un control efectivo y que dependen en gran medida de “ayudas” externas, a veces demasiado vinculadas a poderes locales.

La corrupción, como todo en la vida, va evolucionando, y de formas primarias, hoy ya en desuso, como la de pagar un dinero directamente a un político, va pasando por otras formulas que dejan menor huella, o en la mayor parte de los casos ninguna, que puede ser conocida por algunos, pero de muy difícil prueba. Una de ellas es la de la publicidad a la que algunos medios se entregan como intermediarios entre corruptor y corrupto, y lo hacen a la vez de forma también corrupta, tomando partido de forma absolutamente parcial a favor del político o del partido, de manera que nadie pierde con ello, salvo el ingenuo ciudadano que se cree bien informado, en el fondo el auténtico pagano y perjudicado (como siempre), pues los otros tres protagonistas de la trama ganan todos ellos, sin dejar prueba, e incluso quedando todos ellos de maravilla ante la opinión pública. Evidentemente eso no ocurre con regularidad, pero en los casos en los que si ocurre, y no son pocos, suele ser muy efectivo. Me explico con un ejemplo:

Supongamos una ciudad media en la que existe prácticamente un único  periódico predominante y alguna otra publicación de pequeña influencia, una televisión local y algunas radios, lugares en los que el lector medio suele informarse de casi todo a través de su cadena favorita de televisión generalista, y leyendo en el periódico local lo ya expuesto en cuanto a portada, titulares, entradillas, destacados y pies de fotos (el español medio de cierta edad, pues los jóvenes, en general, ni eso) sobre la política local.

  Si un concesionario de un servicio público, una empresa que quiere establecerse en un lugar predominante, quien quiere una recalificación en el futuro Plan General, alguien ya establecido que quiere un trato preferente, o ahuyentar a una empresa enemiga en cuanto a su futuro emplazamiento, etc. pretende asegurar sus opciones, suele encontrarse con alguien que le ofrece el camino. Se trata de contratar con el periódico local, en general a través de una empresa de publicidad, una campaña de cierta entidad, del producto de que se trate para aparecer en prensa durante una larga temporada. Las condiciones suelen incorporar otra campaña, por supuesto que ni se cita, dedicada al alcalde, a su protagonismo, a ser bien tratado, a ahuyentar a la competencia, a darle portadas amables y la página 3, la que nada más abrir el periódico se ve a la derecha a la primera mirada del lector, a ofrecer la noticia con versiones que le favorezcan, a dar entrada a la competencia siempre con pequeñas columnas en paginas pares (las menos vistas), señalando su presencia en asuntos intrascendentes, etc. La empresa en cuestión habrá de pagar su campaña, inflada en algunos enteros para poder financiar ambas campañas, lo que no deja la menor huella, salvo el alto coste para la empresas de su campaña publicitaria, y como el único que podría quejarse de ello es esa misma empresa, todo resuelto.

Vigo es una ciudad de tamaño medio en la que existe un periódico predominante, que para el vigués es una especie de biblia a la que, en su ignorancia informativa, suele venerar y creer a pies juntillas lo que allí se publica. Aunque en Galicia exista otro periódico de mucha mayor tirada, el hecho de ser el periódico de La Coruña hace que para una mayoría de vigueses sea considerado poco menos que el enemigo, lo que convierte al periódico local en una especie de señal de identidad, a alguien a proteger y en quien creer por encima de todo. El periódico de la ciudad pertenece a un grupo tradicionalmente afín al Partido Socialista, partido del que es militante el alcalde de la ciudad. Ese periódico, hoy en día el decano de la prensa nacional, tiene una amplia trayectoria, muy honorable que no pretendo poner en duda, ni asegurar que puede ser ejemplo de lo que he expuesto en cuanto a ciertas prácticas absolutamente ajenas a la libertad e independencia que ha de suponérsele, pero existen ciertas coincidencias, que seguramente serán solo eso, coincidencias, que poco menos que sorprenden al lector habitual que suele analizar.

Volviendo a ese “lector” medio, suele ser los fines de semana los días en que pierde un tiempecito algo mayor en sentarse ante un periódico, de ahí que sean esos días los adecuados para ciertos mensajes.

Veamos un ejemplo: sábado 22 de diciembre, en portada, titular: “La curva de Los Molinos en la A-55, el monumento a la inoperancia política: 300 heridos en 7 años”. Entradilla: “El tramo de apenas un kilómetro repite por tercera vez como el más siniestro de España sin que nadie ataje su inseguridad”. En la página 2 y con el título de “Las carencias de la autovía entre Vigo y Porriño”, el titular: “La curva de Los Molinos, cada vez más peligrosa, se consolida como peor “punto negro” de España”. En otra entradilla: “Solo el año pasado anotó 35 siniestros con lesionados”. Al final de la página, otro titular: “Caballero culpa a Feijóo de obligar a los vigueses a pagar el bus a los de fuera” y como entradilla: “Responsabiliza al presidente de la Xunta de la sentencia sobre PassVigo”. 

Si ahora damos un paso más y hacemos lo que prácticamente no hace ya nadie, que es leer la totalidad del texto de la noticia, nos encontramos, en cuanto a la primera con párrafos como los siguientes: “Curiosamente, en 2014 y 2015 el ranking lo encabezaba otro kilometro no muy lejano de la misma A-55”. “En un tramo de apenas seis kilómetros la autovía concentra media docena de radares permanentes” (algunos con limitación a 60 Km/hora, !en una autovía!), etc.

Es evidente que ante tamaña miseria de autovía como única entrada en la ciudad desde la meseta, como tumba que ha sido de tantos automovilistas desde su inauguración, el lector medianamente interesado se pregunte: ¿Pero quien ha sido el bárbaro que construyó tamaño engendro?, ¿Quien fue el responsable? Si la única salida era llevar a cabo un túnel entre la parte más al sur de Vigo y las inmediaciones de Porriño,  ¿como se aprovechó la antigua carretera llena de curvas y pendientes para tal fin? ¿Porque primó la cutrez sobre la necesidad y sobre la seguridad?. ¿Se trata de una obra del vilipendiado franquismo?. ¿Quienes eran entonces el Ministro de Obras Públicas y el Director General de Carreteras?. Todo ello cuestiones que en la noticia deberían tener algún protagonismo, al menos en cuanto a exigencia de responsabilidades a titulo de inventario.

Pues bien, el Ministro de Obras Públicas de entonces, liquidado ya el franquismo, con un gobierno socialista presidido por Felipe González, a quien este liquidó a juicio del periódico El Pais, por ser el peor de todo su gobierno, era ni más ni menos que !!!Abel Caballero!!!, actual alcalde de Vigo, y su Director General !!!Emilio Pérez Touriño!!!, también socialista y ex presidente, posteriormente, de la Xunta de Galicia, como Diputado por La Coruña fue Caballero y más tarde candidato a presidente de la Xunta, también por La Coruña, obteniendo los peores resultados del PSOE en toda su historia, asignatura pendiente que no le perdona haberla aprobado, ni a Touriño ni a Feijóo, al que, como culpable de todo, tampoco lo considera ajeno a los males de la ya mencionada A-55, de cuya autoría escapa como de la peste. De esto, el periódico en cuestión, ni flores.

Por otra parte, el Plan General que en Vigo había confeccionado la derecha, contemplaba ya una nueva autovía a Porriño mediante el túnel necesario, túnel que se pretendía construir con la aprobación del Plan. El Plan finalmente fue aprobado por Caballero con modificaciones que anulaban prácticamente su operatividad, y mientras estuvo en vigor, antes de que fuera anulado por los tribunales debido a las modificaciones llevadas a cabo por Caballero (actualmente Vigo carece de Plan General), este señor no llevo a cabo obra alguna tendente a iniciar las obras de la nueva autovía, y solucionar con ello su anterior “desfeita”, ni entonces, ni ahora. 

¿Que lee el “lector” al uso, del periódico en cuestión?, lo de siempre: nos tienen abandonados, la derecha solo piensa en La Coruña y Santiago, menos mal que ahora con Caballero exigiendo y con un nuevo gobierno socialista en Madrid, todo se arreglará. De todo esto, el periódico en cuestión, ni flores.

Vayamos ahora a la noticia de la parte baja de la página analizada, en la que el presiente de la Xunta, el peor enemigo de Vigo según Caballero, es culpable de que los vigueses le tengan que pagar el autobús a los de fuera (!). Se trata de una sentencia del Tribunal de Xusticia de Galicia, a instancias del ayuntamiento de Redondela, en la que se desautoriza al ayuntamiento vigués a seguir con la ocurrencia del alcalde de obviar la Constitución y hacer un precio distinto en los autobuses de la ciudad para los empadronados en Vigo y para el resto, un acto inconstitucional de libro. Todo ello contra la ciudad, según él, por una ley propuesta por el Presidente de la Xunta “para perjudicar a Vigo”, y ello en perjuicio “del bolsillo de todos los vigueses”, y toda esta batalla por haberse negado el alcalde vigués a la constitución del área Metropolitana si no se le garantizaba la presidencia de la misma. De estas consideraciones, el periódico en cuestión, ni flores.

¿Que lee el “lector” al uso del periódico en cuestión?, lo de siempre: la derecha y Feijóo al frente, son los principales enemigos de Vigo, menos mal que está Caballero para defendernos.

Vayamos a la página 9, página señalada como de “publicidad”. En esta página el Real Club Celta de Vigo, pagando, publica una página en la que pone de manifiesto todos los incumplimientos del alcalde para con el Club de la ciudad, sus múltiples promesas fallidas, su negativa a la concesión de licencias para la ciudad deportiva, para la construcción de un nuevo estadio, y en general para todo lo que pudiera hacer del Celta y sobre todo de su presidente, alguien que pudiera hacerle sombra, pues un presidente que ha cogido al equipo en segunda división, lo ha puesto en lugares seguros en primera, lo ha saneado económicamente, quiere hacer un nuevo estadio y pretende construir una ciudad deportiva, con escuela de futbol etc. sin depender de la administración, podría ser un enemigo importante de cara a hacerle sombra en la ciudad. De la certeza de todas y cada una de las promesas incumplidas, el periódico en cuestión, ni flores.

Pasemos a la página 11, página señalada como de “publicidad”. En esta página, el Puerto de Vigo, pagando, al que el alcalde ha puesto todo tipo de impedimentos a su crecimiento, nos detalla las principales obras llevadas a cabo “creando futuro para la ciudad”. De la certeza de todos los impedimentos puestos por el alcalde al puerto para su crecimiento desde que ocupa la alcaldía, que han propiciado gran parte de la falta de competitividad de nuestro puerto, el periódico en cuestión, ni flores.

Vayamos ahora al domingo, 23 de diciembre, y dejemos atrás las 18 primeras páginas dedicadas a la lotería y sus consecuencias. En la página 19, primera de las destinadas a la ciudad, se vuelve a insistir, con otro capitulo sobre “Las carencias del vial entre Vigo y Porriño”, ahora abundando en el largo plazo de las labores de reparación y obras de ampliación por parte del ministerio para dulcificar la siniestralidad, en la culpa lógicamente achacarle a la derecha, por supuesto. De la necesidad inmediata de que el actual gobierno ponga en marcha el proyectado túnel de acceso a la ciudad, el periódico en cuestión, ni flores.

Finalmente la página de todos los fines de semana desde hace ya tiempo inmemorial, de “publicidad” soportada por varias empresas y por el propio ayuntamiento, es decir, pagada con nuestros impuestos, de “apoyo al deporte”, en el que el alcalde se fotografía con todo tipo de deportistas, desde equipos infantiles a solteros contra casados y todo tipo de saraos, siempre con el mismo protagonismo en primera fila y el centro de cada fotografía.

Curiosamente este fin de semana faltaba otra pagina recurrente de “publicidad” curiosa, pues la empresa anunciante nada vende al ciudadano, ya que el ayuntamiento se lo tiene todo “comprado” desde el inicio de la concesión, la limpieza. 

Regularmente se nos vende la ciudad como la más limpia del mundo mundial, cuando todos los vigueses sabemos que la ciudad, en nada se destaca por su limpieza, e incluso a veces se nos vende un “premio” que otorga anualmente una empresa privada, vilipendiada en todo el país por vender premios al mejor postor, que curiosamente nombra a la ciudad como la más, o una de las más limpias de España.

Evidentemente, de noticias o actividades de la oposición en esos días, nada de nada salvo una pequeñita reseña de Mareas de Vigo que pide la rescisión del contrato con Ryanair por continuos incumplimientos de contrato. Lógicamente la curiosidad del lector pide conocer el alcance de tales incumplimientos. El periódico en cuestión, ni flores.

Lo cierto es que solo le falta, al amado líder, un lugar en el periódico donde rendirle un homenaje, en las esquelas, y quizá ahí, el día que se produzca, que seriamente no se lo deseo, el periódico en cuestión tenga al menos la delicadeza de que, sin que sirva de precedente, al menos ese día, haya flores.

Francamente, sea o no sea, me parece un tipo de periodismo despreciable.      

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Miguel Font Rosell

Licenciado en derecho, arquitecto técnico, marino mercante, agente de la propiedad inmobiliaria.

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