Desde el Exilio

Miguel Font Rosell

En nombre de Vigo, gracias Patrimonio

El servil instrumento a las ordenes del ilustre paleto que rige los destinos de la ciudad de Vigo por la gracia de buena parte de un pueblo engañado, perdido en bagatelas, e incapaz de reconocerse en sus auténticas posibilidades de progreso y liderazgo, publicaba en una esquina de su portada y en página 2 (la importancia en prensa siempre es la 3) que “Patrimonio frena las rampas de Gran Vía y urge un nuevo diseño para la mayor obra del mandato”.

Al parecer, la conclusión del informe de la Dirección Xeral de Patrimonio, quien considera que la ocurrencia propuesta por el alcalde no cumple las directrices de la Lei 5/2016 del Patrimonio Cultural de Galicia especifica, en un informe cuyo contenido es de obligado cumplimiento, que “la actuación propuesta no es acorde con la preservación del conjunto urbano de gran valor social y cultural del que forma parte la Gran Vía, siendo un elemento de la estructura urbana característica de un momento histórico y de formación de la ciudad; por lo que deberá aportarse nueva propuesta que haga compatible la conservación de ese patrimonio urbano con su transformación”, para continuar pidiendo “un nuevo diseño que respete el carácter de la calle integrando las construcciones, jardines, arbolado, elementos de mobiliario y ornamentación, con los criterios que establece el artículo 46 de la ley gallega para intervenciones en entornos de protección de edificios catalogados”.

Haciéndose eco de los dictados del hortera mayor del reino, el periódico portavoz, esgrime sus argumentos en el sentido de indicar que la resolución no especifica que elementos están en riesgo, algo que claramente transmite el informe de Patrimonio cuando especifica lo contenido más arriba expuesto, haciendo referencia al mencionado artículo 46 de la ley de Patrimonio Cultural de Galicia, pues parece que para el portavoz en cuestión, siguiendo las directrices de su valedor, tampoco tiene la menor importancia el arbolado y el diseño de bulevar que, una parte consciente de la ciudadanía, pretende salvar, habiéndolo manifestado ya públicamente, sin que al parecer el periódico local se haya enterado de ello.

Como viene siendo habitual, la reacción del alcalde transcurre por caminos ya conocidos en su cruzada de enfrentar a la ciudad con todo lo que se mueve pues, a su criterio, se trata de un nuevo ataque de la Xunta a Vigo para “detener las grandes actuaciones de la ciudad” ya que, en su paranoia, sigue pensando que la Xunta no tiene otra cosa que hacer que cargarse sus obritas, mientras construye para Vigo el mayor hospital y de los más modernos construidos en Europa, y la mayor depuradora de España, etc., las mejores obras llevadas a cabo en Vigo en décadas. 

A efectos de incidir en su sempiterna labor de confundir al personal, vuelve a mezclar mentiras con ejemplos que nada tienen que ver con la cuestión objeto de la oposición de Patrimonio al atentado que pretende. Comenzó por asegurar que el informe no era vinculante y que el proyecto por tanto seguiría adelante, que los arboles que iba a talar a todo lo largo de la calle (camelias y naranjos principalmente) estaban enfermos y que disponía de informes sobre el particular, informes que nadie conoce, que duplicaría el arbolado cuando en su proyecto no figura árbol alguno, que se trata de comunicar la calle Urzaiz con la plaza de España, cuando el proyecto finaliza unas cuantas manzanas antes de llegar a la plaza de España, ya que lo impide el túnel existente, que el autor del monumento a trasladar estaba de acuerdo, etc.

Ya en cuanto a comparaciones con otras obras, vuelve a no querer enterarse de nada y a pretender confundir al personal, pues no se trata de que Patrimonio condene un proyecto de rampas mecánicas, sino de llevarlo a cabo a base de cargarse toda una serie de arbolado, jardines, elementos de mobiliario urbano, etc. que conforman “un elemento de estructura urbana característica de un momento histórico y de formación de la ciudad”.

Veamos los ejemplos:

En cuanto a las escaleras mecánicas  de comunicación de la Puerta del Sol con las inmediaciones del ayuntamiento, de similares características que las discutidas rampas, para ello no hubo que cargarse absolutamente nada, ni arboles, ni jardines, ni mobiliario urbano representativo, nada.

En el ejemplo de la Sede del colegio de Arquitectos, que nada tiene que ver con un elemento urbano de uso ciudadano, si que he de darle la razón, en relación a la dejación por parte de Patrimonio en cuanto a la defensa de la legalidad, pues existen infinidad de argumentos que, en buena ley, hubiesen impedido su construcción, una de las mayores irregularidades urbanísticas cometidas en Vigo en los últimos años, como sostengo en el libro de mi autoría “Planeamiento y gestión urbanística. Su necesaria transformación radical en objetivos y actitudes” (páginas 111 a 116), editado por la Diputación provincial de Pontevedra, aunque no distribuido posteriormente debido a mi frontal oposición, por cuestiones de censura.

En cuanto a los ejemplos foráneos, como son las escaleras de la Granja en Toledo, o las rampas en el casco de Vitoria, al igual que para lo indicado para la calle 2ª república, nada hubo que sacrificar que representara lo que la Dirección de Patrimonio argumenta.

Evidentemente, de toda esta argumentación en contra, su fiel servidor mediático… ni flores.

Lo que ya resulta triste de todo punto, es que “la mayor obra del mandato” o “los grandes proyectos de la ciudad”, se limiten a romper con lo bien hecho y a sustituirlo por auténticas horteradas de absoluta mediocridad, buscando que aplauda con las orejas lo más pueblerino de una ciudad que por este camino difícilmente podrá conseguir nunca pilotar la nave de Galicia. 

Si se quiere hacer algo importante en la Gran Vía, una arteria fundamental en la ciudad y que desde hace ya tiempo viene demandando cambios en profundidad, no puede ser a base de la especialidad de este alcalde, el remiendo, la horterada, las chorraditas anunciadas urbi et orbe a bombo y platillo y secundadas por la hoja parroquial a todo color, a mayor gloria de su descomunal vanidad de paleto ilustrado con balcón a la calle, mediante políticas de pueblo y presupuesto de ciudad.

De nuevo, y copio y pego de un artículo anterior, ya que carece de asesores o ni los considera, le voy a apuntar lo que necesita hacerse urbanísticamente en la Gran Vía, pero que usted, ni sabe, ni quiere, ni puede, ni le interesa.

“Que la Gran Via requiere de una remodelación no podemos ponerlo en duda, pero ha de hacerse con planteamientos modernos y efectivos y esos no pasan por hipotecar su futuro a través de cargarse todo el arbolado y construir una rampa para peatones en su carril central, trasladando un monumento en su inicio, hipotecando encrucijadas en su trazado longitudinal, arriesgando a los peatones a cruzar una calle casi colapsada, y ello planteándose solo un tramo de la calle, sin acometer los verdaderas necesidades de reforma que, con criterios urbanísticos, paso a mencionar.

Hoy el tráfico rodado que no se limita a la proximidad, sino que comunica distintas partes de la ciudad ya no se plantea en superficie, sino dejando esta para el trafico local, la peatonalidad, el esparcimiento, el ajardinamiento y arbolado, el aparcamiento de residentes y el transporte público. Las nuevas ciudades y en aquellas no tan nuevas pero donde sea posible, se planean ya no solo en superficie y altura, sino también en cotas negativas, bien para aparcamientos, accesos a sótanos, trafico de desplazamiento, instalaciones, trazado ferroviario, etc. Así, en nuestro ámbito nacional, lo han entendido ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, con sus cinturones subterráneos en centralidad, ofreciendo soluciones prácticas, modernas y eficientes, no solo sin sacrificar sus zonas verdes, sino potenciándolas al máximo con ello, en las cotas de superficie. 

En el caso de la Gran Vía viguesa, es evidente que hay que enterrar el tráfico de desplazamiento en ambas calzadas, dejando libre de intervención el bulevar central que encaja perfectamente en ese planteamiento, y ello desde su inicio en Urzaiz hasta su fin en Plaza de América, sin perder un árbol ni una zona ajardinada, para lograr un tratamiento en superficie que armonice y enriquezca la vida de relación ciudadana, exclusivamente con tráfico local de corto desplazamiento y con planteamientos ecológicos que faciliten la convivencia.

Esta continuidad de comunicación subterránea entre el centro de la ciudad y la zona de Traviesas, debería tener una articulación en el subsuelo de Plaza España, que en ambas direcciones tuviese la posibilidad de conectar directamente con la Av. de Madrid, de entrada y salida de la ciudad, dejando para el tráfico de superficie el de circunvalación del primer anillo de la plaza, convirtiendo a esta en un gran espacio ciudadano de relación, próximo al acceso al Parque del Castro, al nuevo edificio de los juzgados en la antigua residencia sanitaria, a las clínicas existentes en la zona y al aprovechamiento de las manzanas libres de edificación para la ubicación de zonas de servicios y de relación ciudadana, con un tratamiento similar en la plaza al existente en la Plaza de la Independencia, creando con ello en superficie un pulmón lineal de vegetación entre el centro de la ciudad y el potente distrito de Las Traviesas-Coya por donde continuar hasta las playas, en lo que constituiría un corredor  semipeatonal de gran potencia e identidad, en el que seguramente poder integrar tramos de rampas mecánicas para salvar las mayores pendientes, pero nunca sacrificando el bulevar central de la Gran Vía, toda su arboleda, sus monumentos y comprometiendo la seguridad de los ciudadanos con los cruces hacia las aceras perimetrales de cada tramo, en una avenida prácticamente colapsada por el tráfico. 

No olvidemos que el actual alcalde fue, cuando ministro, el autor material y máximo responsable de la autovía Vigo-Porriño, la de mayor concentración de accidentes de toda España, la más nefasta autovía construida en el país hasta la fecha.

Vigo no se merece seguir dependiendo de las bobadas, arbitrariedades y ocurrencias de un dictador pueblerino e iluminado, sin más altura de miras que la feria del pueblo, la charanga y el engaño permanente hacia los colectivos más vulnerables, con una insufrible carencia de productivos horizontes, gastándose el presupuesto municipal en aspiraciones de aldea, para acabar haciendo buena, desgraciadamente, la profecía que en su día Palacios, harto, decepcionado y hastiado de quienes gobernaban la ciudad y de gran parte de sus gobernados propuso, más como un lamento que como un deseo.

Hay que salvar la Gran Vía, desde nuevos planteamientos acordes con sus nuevas necesidades, pero nunca sacrificando lo mejor de la ciudad, sus pulmones, sus zonas de relación, su belleza, aquello que nos hermana y nos hace más solidarios, comunicativos y más próximos a la naturaleza, recuperando para la ciudad esa armonía con nuestros vecinos, perdida en ese constante empeño de víctimas permanentes y de enfrentarnos a todo lo que se mueve.”

Lo grave es que estos planteamientos valientes de ciudad moderna, pujante y de progreso, que requieren pasar a la acción de llevar a cabo las gestiones adecuadas con todas las administraciones en sintonía y en bien de la ciudad, nunca encajarán en quien sigue fiel a sus planteamientos de aldea, en su cargante individualismo, en hacer de la magnificación de lo más nímio su norte, y en valerse permanentemente del engaño para su propia promoción personal de patético personaje.

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Miguel Font Rosell

Licenciado en derecho, arquitecto técnico, marino mercante, agente de la propiedad inmobiliaria.

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