Desde el Exilio

Miguel Font Rosell

Apuntes para una reforma laboral en profundidad – 3

 

Hace ahora unos tres años escribí un artículo que, tras ligeras modificaciones introducidas hace un año y medio, me sirve ahora, y con ocasión del día de reivindicación de la mujer en sus sociales, económicos y laborales planteamientos, de base para volver a acometer un tercer intento, al igual que si se tratase de una botella vacía con un mensaje dentro lanzada en pleno océano, para que alguien pueda leerlo, pensar en su contenido, comentármelo, enriquecerlo, y si su planteamiento tiene algún valor, tratar entre todos de hacerlo llegar a quienes pudieran encontrarle un camino que pudiera conducir a algo concreto, pues lo he intentado con los partidos políticos, los sindicatos, algún político en particular y alguna prensa, y el resultado es absolutamente descorazonador, pues nadie, absolutamente nadie ha contestado, ni siquiera para decir y argumentar, que se trata de una solemne tontería.
Se que ello resulta difícil de conseguir, pues no hay más que entrar en las páginas de los distintos partidos y sindicatos, y en todas ellas te exponen sus programas, sus promesas, sus historias, etc., pero ninguna tiene un buzón abierto a sugerencias que luego tengan respuesta alguna, por otra parte normal en un país en el que el voto da ciencia infusa y cualquier cretino, por el hecho de militar en un partido o en un sindicato, puede estar por encima del bien y del mal y creerse alguien según el grado de inclinación al que sea capaz ante quienes pueden colocarlo en linea de salida y decidir su futuro, liberarlo, o elevarlo hasta cotas absolutamente impensables.
Como no cejo en seguir intentándolo, ahí va la tercera versión que, si no ha de ser la vencida, al menos será la tercera de una serie que dará de si lo que yo mismo dure o pueda dar de mi, o lo que alguien que quiera tomar el testigo, decida.

Preámbulo.
El cáncer económico y social más importante que se deriva de la actual crisis, pues en la microeconomía, la de la gente de la calle, poco ha cambiado, es la situación de paro, o de ridícula ocupación, en la que están inmersos cerca de 4 millones de españoles en edad laboral, algo infinitamente más importante que la prima de riesgo o la deuda externa, ya sea pública o privada. Tras ello, la falta de productividad de nuestras empresas, la de efectividad de nuestras instituciones, la credibilidad que ofrecemos, la esperanza de los jubilados, la brecha salarial entre hombres y mujeres y la falta de conciliación laboral. A ello hemos de añadir la extraordinaria economía sumergida, desconocida en Europa, que por otra parte maquilla bastante el número real de parados, número que si fuese real llevaría al país a una revolución interna de consecuencias impensables. Evidentemente son muchas más las consideraciones a tener en cuenta en cuanto al análisis económico y social de nuestra crisis, pero los grupos apuntados (paro, falta de productividad economía sumergida, jubilación, brecha salarial y falta de conciliación laboral), por si solos, constituyen el grueso del problema a solucionar.
Con esa preocupación, quiero exponer una propuesta que al menos sirva para debatir las distintas posibles soluciones a todo lo apuntado, la mejora de lo que voy a exponer y la voluntad en quienes pueden lograrlo de al menos intentarlo, partiendo de la toma de decisiones que impliquen una reforma en profundidad que aborde valientemente y de lleno los problemas que más acucian a la sociedad.

Propuesta.
La propuesta que voy a exponer requiere sacrificio por parte de muchos, así como corregir gran parte de su puesta a punto, con muchos matices y demás consideraciones, pero creo que su aplicación corregiría la mayor parte del problema y podría ponernos en la senda de la solución a nuestra crisis, y sobre todo hacernos mucho mas creíbles y solidarios.
Básicamente consiste en reducir la jornada laboral obligatoria de trabajo a 6 horas al día durante 5 días a la semana (30 horas), pero con obligación para todos los empleadores (con especificas excepciones) de establecer jornadas de trabajo de 12 horas, en lugar de las 8 actuales, de manera que si una empresa tiene 100 trabajadores que generan actualmente 800 horas de trabajo al día, a razón de 8 horas de trabajo diario por trabajador, con horario de 0900 a 1300 y de 1600 a 2000 (las 100 personas), pase a tener 125 trabajadores que generan 750 horas de trabajo efectivo al día, a razón de 6 horas de trabajo diario por trabajador, bien de 8,30 a 14,30 (75 personas) y de 14,30 a 20,30 horas (las otras 50). En definitiva, generar más horas de actividad en la empresa y repartirlas, trabajando más personas, menos horas cada uno y en dos turnos.
Evidentemente, como ello traería consigo, en quienes tienen trabajo, una teórica merma importante de ingresos, a costa de dar trabajo a todos y reducir para ello la jornada laboral, habría que establecer ciertas correcciones para no perjudicar a nadie con ello, que pudieran ser las siguientes: Una subida del 20% en la retribución, que para la empresa habría de ser compensada con una bajada en el impuesto de sociedades, pasando del 35% al 12,50%, que el Estado compensaría con mayores ingresos por mayor consumo (IVA), un aumento del 25% de cotizantes por rendimiento del trabajo (IRPF), así como mayores ingresos en la Seguridad Social (Jubilaciones).
Veamos un ejemplo, evidentemente muy elemental y a la vez muy matizable, pero que puede servir para ilustrar la propuesta: supongamos una empresa que vende un producto por 100 € en el que los costes de producción representan el 33% (33 €), los de personal otro 33% (33 €) y los beneficios antes de impuestos otro 33% (33 €). Si mantenemos los costes de producción e incrementamos los de personal en un 20%, pasa a ser 40 € el gasto de personal (7 € más), con lo que para mantener el precio equilibrado, habrá que bajar otros 7 € en el capitulo beneficios antes de impuestos, dejándolo en 26 €. Si de ese capitulo, al 33%, se componía de lo que es beneficio empresarial en un 65% (21,45 €) e impuesto de sociedades en un 35% (11,55 €), tendrá que ser en esta última cantidad donde hagamos la baja, de manera que si bajamos el impuesto de sociedades y lo dejamos en el 12,50%, se convierte en 4,15 € que sumados a los 21,45 € de beneficio empresarial, arroja la cifra de 25,60 €. Si cuadramos los 26 € aumentando como compensación en 0,40 € el beneficio empresarial hasta dejarlo en 21,85 €, obtendremos finalmente como desglose de los 100 € de venta del producto, que 33 € son los costes de producción, 40 € los de personal y 26 € los beneficios antes de impuestos, de los cuales, 21,85 € son beneficio empresarial y 4,15 € impuesto de sociedades.
Con esta propuesta, el trabajador ve aumentado su sueldo horario en un 20%, aunque trabajando 6 horas en lugar de las 8 horas actuales, de manera que con el cambio solo ve prácticamente alterados sus ingresos en un muy bajo porcentaje pero dispone de 2 horas más al día, el empresario pasa de un 21,45 % de beneficio empresarial a 21,85%, con lo que no solo no pierde, sino que incluso consigue un pequeño incremento de compensación, y finalmente el Estado es quien soporta el coste, pero con la particularidad de que lo puede compensar con el exceso de consumo que todo ello reporta y con mayores ingresos por renta, al asumir el desempleo con la medida, bien porque la sociedad consume bastante mas, al ser mas ciudadanos a consumir (un teórico 25% más) y tener mas tiempo para otros menesteres.
Ello evidentemente sin liberados sindicales de ningún tipo y sin ayudas del Estado, tanto a sindicatos como a organizaciones empresariales, y suavizando enormemente las condiciones de despido, al existir una oferta de trabajo superior al 25% sobre al actual, de manera que, además, nadie pudiera tener una nómina de mas de 30 horas semanales, debiendo completar su retribución, en caso de querer hacerlo, con trabajos autónomos. Los complementos salariales solo serían debidos a la aportación de ideas y técnicas que mejorasen la productividad y la competitividad de las empresas, empeño, de cara a la productividad con el que habría que contar con la totalidad de las plantillas.

Analicemos ahora los pros y los contras de esta medida, y ahí es donde deberíamos abrir el debate para poder enriquecer la propuesta.

A favor:
*El paro en España pasaría a ser algo testimonial.
*La conciliación laboral finalmente sería un hecho, pues las parejas con hijos, de escoger el turno de mañana, podrían tener ambos la tarde libre junto con sus hijos.
*Mayor incorporación de la mujer al mundo del trabajo, al poder conciliar sus otras dedicaciones (quienes las ejerzan) con el trabajo por cuenta ajena.
*Todos los trabajadores dispondrían de la mañana o de la tarde libre.
*La apertura ininterrumpida de todo comercio, empresa, institución, etc., de 0830 a 2030 garantizaría una facilidad absoluta para el ciudadano para todo tipo de trámite, compra o actividad.
*El horario de los colegios podría ser de 0800 a 1500, con lo que los padres podrían llevar y recoger a los niños sin perder su horario de trabajo (0830 a 1430) ejerciendo el turno de la mañana.
*Al trabajar en dos turnos se reducirían los puestos físicos de trabajo, algo que demandan cada vez más los progresos en informática y técnicas de trabajo, pero se aumentaría con ello el rendimiento, debido a los dos turnos.
*El coste en material de trabajo para las empresas, al haber dos turnos sería menor (ejemplo: para 125 trabajadores solo 75 ordenadores y no los 100 para los 100 trabajadores actuales, o en una empresa de reparto actualmente con 8 trabajadores que debe tener 8 vehículos, con 10 trabajadores a dos turnos le llega con 6 vehículos).
*Se eliminarían cantidad de horas en desplazamientos aboliendo la actual jornada partida, con las consiguientes consecuencias para la seguridad vial, tráfico, consumos de energía, etc.
*El país sería mucho mas creíble y competitivo.
*Podrían bajarse los impuestos.
*Habría mayor capacidad de compra para más consumidores y por tanto de reactivar la economía para todos los españoles.
*Existirían más horas libres, bien para el ocio, la cultura, el deporte, los hijos, o para trabajos autónomos para quienes quisieran mantener sus actuales ganancias.
*La seguridad ciudadana se incrementaría al disponer de trabajo todos los que lo necesitasen.
*Las cuotas a la seguridad social se incrementarían considerablemente y el sistema se mantendría sin problemas.
*Habría más cotizantes a la seguridad social.
*Las jubilaciones estarían aseguradas para todos.
*En las empresas, al haber dos turnos se precisaría de una cultura de trabajo y de coordinación en equipo, que ahora no existe, que además generaría competencias buenas para la productividad.
*El menor número de horas trabajadas a diario incrementaría la producción y forzaría al empresario a buscar nuevos mercados.
*La movilidad en el trabajo sería mucho mayor, con una gran facilidad para encontrar cualquier tipo de trabajo y para el empleador para seleccionar mejor al personal, mejorando la productividad.
*Se reactivaría el mercado de la vivienda en alquiler.
*Se acabaría de una vez por todas con esta lacra de los liberados sindicales que hemos de soportar entre todos.
*Los sindicatos y las organizaciones empresariales estarían soportados únicamente por quienes estuviesen realmente interesados en su cometido.
*La formación laboral, ahora penosa, en manos de sindicatos y organizaciones empresariales, pasaría al Estado, sin cantidades “distraidas” para otros menesteres.
*Los trabajadores que actualmente trabajan más horas de las cobradas serían más controlables, ya que al tener asignada jornada de mañana o de tarde, nunca podrían hacerlo fuera de su jornada asignada, so pena de graves sanciones para la empresa.
*Habría más aportaciones al progreso de la empresas por parte del trabajador a la espera de incrementar sus emolumentos.
*La actividad sumergida decrecería enormemente.
*Etc.

En contra:
*Quienes actualmente trabajan la jornada de 8 horas, al pasar a 6, aun con un aumento del 20% en su sueldo, rebajarían sus ingresos en una pequeña cantidad, salvo que completasen esas dos horas con trabajos autónomos complementarios, o debido al complemento salarial por aportación de ideas productivas para la empresa.
*Reorganización interna de las empresas con aumento de costes indirectos.
*Un reto para el Estado de recaudar por impuesto de sociedades lo que pierde al asumir la rebaja del propio impuesto, que habrá de resarcirse con incrementos de recaudación por IRPF, por IVA, por aportaciones a la Seguridad Social y en general por mayores consumos.

Conclusión:
No se trata de ningún planteamiento filocomunista, pues nadie pretende igualar salarios, eliminar beneficios empresariales o cortar a todos por el mismo patrón, sino conseguir una sociedad más solidaria, más justa, menos conflictiva y más libre, para que cada uno pueda ejercer su trabajo y ser remunerado en función de sus aptitudes y conocimientos.
Evidentemente son muchos los detalles a pulir en los que podemos entrar, así como en las soluciones a quienes abren sábados y domingos, a los empresarios que por sus posibilidades no necesitan crecer, sino incluso lo contrario, a la determinación correcta de la fuerza de trabajo de cada empresa o institución, a qué hacer con aquellos que realmente no quieren trabajar y renuncian a cualquier trabajo que se les ofrece, a buscar otros horarios para empresas de actividad nocturna, etc.
Todo ello de importancia, pero nunca tanto como poder solucionar el paro en España y la posibilidad de empleo para tantos expulsados de la vida laboral todavía en edad de trabajar, o hacer efectiva la conciliación laboral, algo fundamental, tanto en el orden social como en el económico.
Con una tasa de paro superior al 25% y creciendo, por muchas milongas que nos cuenten, su disminución, con las actuales condiciones, no funciona ni funcionará, ya que cada vez, al avanzar el progreso tecnológico, irá echando a más ciudadanos del mercado laboral, siendo la única solución el trabajar menos horas para poder trabajar más personas.
Se trata de abrir debate sobre una posible revolución de calado en el mundo laboral, sus pros, sus contras y su posible regulación en bien de todos los ciudadanos, sus economías, su vida profesional y familiar, algo que no se arregla con dejar de trabajar todos a las 6 de la tarde, ya que si ello fuese así ¿que haría el ciudadano a partir de las 6 de la tarde con toda la actividad cerrada, sin actividades comerciales, de ocio, industriales, culturales, etc.?
Está bien el paseo, pero el ser humano tiene también otras inquietudes y querencias para llenar su tiempo libre.
Las reformas laborales hay que emprenderlas a fondo, el resto son pequeños parches que solo solucionan aspectos puntuales y muchas veces poco determinantes.
Mi deseo es el de abrir un debate en profundidad sobre el particular, de manera que quien esto lea intervenga en el sentido de enriquecer la propuesta, corregir lo inviable y finalmente que, entre todos, hagamos una propuesta razonable, razonada y perfectamente planteaba para poder ser llevada a la práctica.
Desgraciadamente este tipo de iniciativas, o sale de la propia ciudadanía o no sale, pues ya hemos visto que ningún partido, ni sindicato, ni organización empresarial, ni es capaz ni lo ha sido, de aportar nada que represente solución alguna a los problemas apuntados, ni siquiera admiten sugerencias, pues a todos ellos les va bien con la situación actual, vendida como la única posible, cuando para nada es eso verdad, y no se trata de descalificar la idea por sus posibles muchos fallos en su planteamiento, sino de que partiendo de una base igual o similar a la planteada, vayamos avanzando en la perfección de la idea, hasta conseguir un proyecto realizable y que dé solución a los problemas apuntados.
Desde aquí me gustaría activar el debate con la aportación de nuevas ideas, matización de las expuestas, o perfeccionamiento de las medidas a tener en cuenta. Por mi parte seguiré llamando a las puertas que creo que pueden impulsar el debate y espero que algún día encuentre al menos una a medio abrir, y por ahí se pueda colar la luz.

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Miguel Font Rosell

Licenciado en derecho, arquitecto técnico, marino mercante, agente de la propiedad inmobiliaria.

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