Desde el Exilio

Miguel Font Rosell

Balaidos, ¿fútbol o política?

 

Es evidente que en el mundo del fútbol, todo lo que rodea a los intereses de los grandes acaba teniendo una repercusión, muy por encima de lo que de importante pueda tener la circunstancia de que se trate.
Este pasado fin de semana, el todopoderoso Real Madrid debería haber jugado en el estadio municipal de Balaidos contra el Celta de Vigo, algo que no pudo llevarse a cabo al haber volado parte de las planchas de cubierta de su llamada grada de rio y ofrecer un claro peligro de caída hacia la grada o hacia el campo de juego, de buena parte del resto de la cubierta. Esto es incuestionable, y lo digo no solo como técnico de la construcción, sino como ejecutor de la dirección técnica, en su día (1980-1982), del proyecto de la grada en cuestión.
Pero, ¿porque se ha llegado a esta situación?.
Para entender el asunto es preciso hacer un poco de historia y remontarnos unos años atrás. En 1972, entro a formar parte, como funcionario, de la plantilla técnica del ayuntamiento de Vigo en calidad de arquitecto técnico. Seis años más tarde, siendo alcaldesa de la ciudad Enma González Bermello y de la mano del concejal de deportes de entonces (Antonio Nieto Figueroa, el popular “Leri”), Vigo solicita y obtiene la posibilidad de convertirse en una de las sedes del mundial de fútbol de 1982. Desde entonces el equipo de técnicos municipales, llevamos a cabo toda una serie de trabajos a los efectos de valorar las posibilidades del estadio de Balaidos para convertirse en sede de la fase previa, donde además habría de jugar Italia, quien no ganaría ni un solo partido en Vigo pero que, finalmente, resultaría el vencedor del torneo, algo muy propio de los italianos.
Los trabajos en cuestión, llevaban implícito el confeccionar un anteproyecto muy completo y valorado minuciosamente, ya que el Comité de valoraciones y control de la organización, a cargo del arquitecto José Miguel de la Quadra Salcedo, eran absolutamente tajantes en orden a no permitir el menor desvío en cuanto a costes en el presupuesto aprobado para cada sede. Tras un minucioso examen del estadio, se acordó que las obras a llevar a cabo fuesen las de demolición de la entonces pequeña grada de rio, para ser sustituida por una nueva con capacidad de alrededor de unas 15.000 localidades, se canalizase el rio bajo la mencionada grada, se hiciese una nueva iluminación del campo, se cambiase el césped y se llevase a cabo un pequeño edificio anexo para centro de prensa, que luego sería proyectado en el interior de la nueva grada de rio.
Llega el año 1979 y en las primeras elecciones municipales de la democracia, aunque la victoria fue clara para la UCD, se proclama alcalde, a través de una alianza entre todos los partidos perdedores, el socialista Manuel Soto Ferreiro, quien lo primero que pretende en cuanto a la reforma de Balaidos, es adjudicar el proyecto a un arquitecto afín a sus convencimientos políticos (comenzaba una particular forma de entender la democracia). Como el arquitecto amigo pretendía unos honorarios de unos 20 millones de pesetas de entonces, mientras que el equipo municipal no cobraba honorarios, salvo el coste propio del proyecto, estimado por el Comité en unos 3 millones de pesetas, lo que invalidaba su deseo, acaba descargando su indignación y su impotencia negándose a que el ayuntamiento adelante el coste del proyecto, y concertando con la caja de Ahorros Municipal de Vigo el que ésta conceda un crédito de tres millones de pesetas, con el aval de los portavoces de los distintos partidos !!!al equipo de técnicos municipales!!!, para que estos financien las reformas de Balaidos para el mundial 82. Tamaña ocurrencia, de la que se hizo cargo en su día la prensa, no solo local, sino nacional (guardo la publicación de ABC al respecto), se haría finalmente efectiva con liberalización del crédito una vez ya celebrado el mundial. Vigo tendría mundial !!!gracias a nuestro crédito!!!.
Así las cosas, nos hacemos cargo de la redacción definitiva del proyecto, consiguiendo que además de lo solicitado, y debido a llevar a cabo una estructura apta para ello, Balaidos pueda contar además, bajo la grada, con 6 pistas de bádminton, 4 de squash, una pista de atletismo de 6 calles con 120 m. de longitud, dos pabellones polideportivos, amplios vestuarios para los equipos, garaje para autobús de los equipos y coches del equipo arbitral, un túnel de comunicación de estos con la parte posterior a una de las porterías para evitar incidencias, etc. algo que nadie había pedido, y todo ello sin sobrepasar ni una peseta el presupuesto aprobado (alrededor de 485 millones de pesetas), haciendo la obra en plazo, y siendo alabada por el Comité organizador como un ejemplo de operatividad, seriedad y cumplimiento con los objetivos marcados.
Solo una mancha oscureció el absoluto éxito de la obra, y aquí es donde se inicia el problema que hoy nos preocupa en cuanto al estado de la grada de rio de Balaidos.
En plena obra, de nuevo al alcalde le asalta otra ocurrencia en forma de una obra escultórica para colocar frente al estadio, y que tal escultura fuera pagada con cargo al presupuesto de reforma. Se le informó que ello no era posible ya que las partidas estaban ya repartidas, muy ajustadas y fiscalizadas puntualmente por el Comité de control. Se empeñó no obstante en que se hiciera su santa voluntad y le encargó a alguien a quien conocía sobradamente, una obra escultórica que nos llevó a un reajuste en el presupuesto, que hoy lamentamos por sus evidentes consecuencias. Como la obra de la grada estaba ya muy avanzada, lo único que podría modificarse para asumir el coste de la escultura en cuestión era la cubierta, que en principio y conocedores, por ser funcionarios municipales, que los ayuntamientos suelen ser bastante reacios a gastar sus dineros en obras de poco relumbrón, estaba proyectada en materiales que requerían poco mantenimiento (hormigón armado), así que procedimos a cambiar radicalmente el concepto de la cubierta, pasando a una cubierta metálica en malla con material ligero de cubrición, perfectamente válida pero necesitada de mayores atenciones posteriores, algo con lo que abaratamos la obra y que finalmente posibilitó la escultura que exigía el alcalde, escultura que representaba, en acero cortén, unos aros olímpicos rotos, hoy destrozada, obra del escultor Xuxo Vázquez Pardo, titulada “Unidad abierta”, sobre la que el periódico digital vigués, Vigo empresa.com publicaba con la firma J.G.F. lo siguiente: “Salvajada municipal perpetrada por un escasamente cultivado alcalde llamado Abel Caballero al decidir convertirla en chatarra… cuatro años más tarde, sin haber cumplido el alcalde sus promesas de reponerla, Xuxo Vázquez descubre que la escultura desaparecida ha sido troceada y se encuentra abandonada, tirada en un depósito municipal, a lo que al alcalde reaccionó pero lo hizo por encima, para salir del paso y con su habitual cinismo, manifestando que se colocará en un lugar preeminente y significativo a fin de garantizar su visibilidad… bien es sabido que Abel Caballero, el “humanizador” es además harto ignorante en todo lo que tenga que ver con las artes pláticas y la cultura… hay que ser intelectualmente muy bestia para permitir semejante salvajada”. El artículo, del que extraigo algunas perlas, fue publicado en 2014, de la escultura nada se sabe, mientras su escultor, el vigués Xuxo Vázquez sigue triunfando y cada vez más considerado por el mundo adelante.
Finalizada la obra, como equipo técnico, entregamos al ayuntamiento un texto como recordatorio de las obras de mantenimiento que periódicamente habrían de ser aplicadas a las distintas partes del estadio en cuanto a su conservación, haciendo hincapié en el mantenimiento de las partes metálicas de la cubierta, así como del propio material de cubrición.
Hay que decir que el cambio de la estructura de cubierta, dejó también abierta la parte posterior de los pasillos de grada, que posteriormente el Celta se encargó de cerrar, con unas planchas plásticas que afean considerablemente la parte posterior de la estructura y que también, al igual que la cubierta, han sufrido ahora roturas y desprendimientos.
Diez años después del mundial 82 pedí la excelencia voluntaria en el ayuntamiento, sin que en todo ese tiempo se ordenara obra alguna de mantenimiento, ni se destinara partida presupuestaria alguna para ello, aun habiendo llamado la atención sobre el particular y sin que nadie supiera ya entonces absolutamente nada sobre el paradero del texto entregado. Por otra parte, tengo el absoluto convencimiento que desde entonces hasta ahora, nada se ha hecho por el mantenimiento, ni de la cubierta, ni del cierre posterior, lo que ha contribuido absolutamente a la situación actual de su estado, por otra parte perfectamente previsible tras 35 años de existencia, tratándose de materiales sensibles a su envejecimiento si a este se llega sin cuidado alguno.
Desde hace diez años ocupa la alcaldía viguesa Abel Caballero, un personaje tremendamente engreido, demagogo a ultranza y embaucador, con cuyas falsas promesas podrían escribirse tomos enteros sobre el “arte” de la manipulación, un personaje al que en Vigo, prácticamente no le queda ya ninguna organización gubernamental o no sin sucumbir a su voluntad, tras haberse cargado por partida doble el Plan de Ordenación Urbana de la ciudad, primero modificando el que Vigo había ya consensuado, para convertirlo en irrealizable, y posteriormente con la anulación que los tribunales decidieron por tratar de aprobarlo a toda prisa e ilegalmente, con la complicidad de quien entonces era conselleira de Ordenación del Territorio y hoy su concejala de urbanismo, consiguiendo con ello que no se lleve a cabo inversión alguna en la ciudad, paralizando importantes proyectos y habiendo laminado además a todas las instituciones que lejos de su influencia proponían avances para la ciudad, o a quienes personalmente aportan algo a Vigo de forma ajena a sus propias ocurrencias, rodeándose de títeres que bailan a su son, temeroso de que alguien le haga sombra, y todo ello enemistando a la ciudad con todo y con todos y culpando sistemáticamente a la Xunta, incluso de la muerte de Manolete si es preciso, al tiempo que pregona constantemente a los cuatro vientos el abandono a que todos han condenado a la ciudad, a una ciudad que el redimirá, lo que no duda en intentar a base de las mayores horteradas, desentendiéndose de toda gestión importante que la ciudad precise, lo que sustituye por todo tipo de manifestaciones populares de vergüenza ajena, de un populismo empalagoso, en las que alaba constantemente a Vigo y a los vigueses, a los que opone a su constante mal habitual: La Xunta, Feijoo, el PP, La Coruña, Santiago, Pontevedra, etc, etc., etc.
En Vigo siempre se ha dicho que hay tres cosas con las que nadie puede: Caixanova, Faro de Vigo y el Celta. Caixanova ha desaparecido, aunque entre todos la hayamos saneado con una inyección de cerca de 10.000 millones de euros, para luego venderla a unos venezolanos por 1.000, entregándoles además toda su inmensa riqueza patrimonial inmobiliaria y artística, sin que este personaje haya movido un dedo para impedir el mayor saqueo perpetrado sobre los intereses de la ciudad, salvo haber sacado a la calle con anterioridad a todos los ingenuos que le apoyan, exclusivamente para manifestarse contra Nuñez Feijoo, su enemigo del alma. Faro de Vigo, la Biblia para los vigueses, que como casi todos los medios está a dos velas, navega absolutamente entregado a la causa de su benefactor, y como solo queda el Celta, con un presidente que lo cogió en su momento en la ruina y hundido deportivamente, habiéndolo llevado a una situación envidiable deportivamente y saneado económicamente, un enemigo en potencia, ya no le queda otro escollo, ni parcelas de influencia, para someter a la ciudad a su más absoluta voluntad.
En su linea, hoy negaba ante Pedrerol, en su programa deportivo, la existencia de un informe técnico de hace dos años sobre la necesidad de reforma y mantenimiento de la cubierta de grada de rio, y no solo lo negaba aunque le mostrasen su publicación en Faro de Vigo, sino que, de nuevo en su linea, y ya sin salida, mentía sobre el contenido de tal informe, alegando que se trataba del reforzamiento de la estructura (la estructura no tiene ningún problema), lo que decía que ya había acometido (?).
Lo que subyace, no obstante, es una guerra abierta hace ya años con el propio Celta y con su presidente en particular, un presidente que está dispuesto a comprar el estadio al ayuntamiento, una bendición para la ciudad, cuando con ello mantendría su uso actual (no es posible cambiar su calificación urbanística), pues aunque ahora sea municipal y pudieran tener derecho a su uso otros clubes de la ciudad, solo el Celta lo usa y nada nos costaría a los vigueses, algo que además le viene bien al Celta para darle un mayor patrimonio al equipo, conseguir con ello mayores apoyos crediticios para la ciudad deportiva y escuela deportiva que el Celta quiere acometer, con su dinero, y que sistemáticamente le niega el alcalde, hasta el punto en que el presidente Mouriño harto de tanta lucha, estaba dispuesto a venderle sus acciones a capital chino, lo que al no gustar al celtismo, ha cambiado por ofrecer la construcción de un nuevo estadio donde el alcalde le diga en la ciudad, o de materializarlo en un municipio limítrofe si nada prospera. Pues bien, el alcalde, en su línea habitual de ni hacer ni dejar hacer, asegura que nunca venderá Balaidos al Celta, aunque tampoco está dispuesto a gastarse nada en mantenimiento, habiendo propuesto en su lugar, el reformar poco a poco el estadio (algo ya iniciado de espaldas a los intereses del Celta, aunque este está dispuesto a asumirlo en la compra), con dinero de la Xunta, la Zona Franca, la Diputación, etc., so pena de que quien no ponga dinero para ello, habrá de ser considerado enemigo de Vigo. Para ello, no obstante ha empezado por cargarse la grada de tribuna, una grada única que claramente identificaba a Balaidos por su belleza arquitectónica y que solo necesitaba para su subsistencia (la recién ejecutada tiene menos aforo) de un mantenimiento regular mínimo, aunque inexistente desde que él preside la Corporación viguesa.
El asunto Balaidos se ha convertido ya para este personaje en un nuevo campo de batalla donde pelearse de nuevo con todo bicho viviente, a costa de un Vigo al que ya no le queda casi nadie para enfrentarse, y todo ello en una ciudad donde no existe ni un solo medio que levante mínimamente la voz, con un PP entregado, en una ciudad donde nadie le investiga absolutamente nada, donde nadie se atreve ni siquiera a mencionar que se trata de un personaje imputado (hoy investigado) por un delito de corrupción política, pendiente de juicio, aunque siga acumulando cargos políticos como alcalde, presidente de la Federación de municipios y provincias, jefecito del Area metropolitana viguesa y presidente de la Diputación de Pontevedra en la figura de su amiga Carmela Silva, quien a su vez acumula otra retahíla de cargos, ambos valedores de otra que tal baila, Susana Diaz, a la espera de obtener nuevas influencias.
Estamos en Galicia, y no solo la figura del cacique cuesta sangre sudor y lagrimas erradicarla, sino que nadie hace nada para ello, e incluso algunos, en una especie de síndrome de Estocolmo, acaban alabando al gran dictador, entregándose sin medida ni recato ante toda la serie de fantochadas a las que somete a la ciudad.
Si, lo del Celta es una cuestión política en la que está en juego el ego del alcalde por encima de todo lo demás y que, como siempre, acabaremos pagando todos los vigueses.
Evidentemente, este artículo no lo publicaría ningún medio en Vigo, y lo digo desde la experiencia de haber dejado de escribir en Faro de Vigo y en Atlántico Diario, por el regular sometimiento a la censura que cualquier manifestación en contra del personaje acarrea, de ahí que finalmente deba hacerlo en Madrid, en Periodista Digital, y desde el blog que titulo “desde el exilio”, por algo será…

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Miguel Font Rosell

Licenciado en derecho, arquitecto técnico, marino mercante, agente de la propiedad inmobiliaria.

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