Desde el Exilio

Miguel Font Rosell

Banco malo. Pero… ¿hay alguno bueno?

Una vez más, la Asociación de Promotores Inmobiliarios de la provincia de Pontevedra (Aproin), un milagro de supervivencia, ha organizado una nueva conferencia sobre asuntos relacionados con su campo de actuación, invitando para esta ocasión a la SAREB. Pero, ¿que es eso de la Sareb?.
Oficialmente se trata de la llamada Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria, lo que a primera vista puede sonar incluso bien, como algo serio e incluso esperanzador, al menos si se hubiese organizado como algunos, que llevamos en esto del sector inmobiliario toda una vida, apuntamos en su día, aunque dejando claro que seguramente acabaría siendo todo lo contrario, como así ha sucedido nada más empezar.
Se trata del vulgarmente conocido como “banco malo”, o concentración de activos tóxicos inmobiliarios que lastran los balances de las entidades bancarias, impidiendo a estos su recuperación, aun a pesar de que todos los españoles hayamos puesto nuestro dinero para ello, y para que sus accionistas no sufran las perdidas que su inversión les hubiese acarreado, ni se hayan visto atrapados por los teóricos riesgos a los que su inversión les llevaba, y todo a pesar de que la toxicidad de tales activos, negligentemente, no hubiera sido vista por el banco de que se tratase, o simplemente hubiera sido consentida, o con ello pretendía tal banco su particular especulación, en definitiva, un contenedor de desechos financieros que, como ocurre siempre, acabaremos pagando entre todos.
Los mencionados activos estaban o están, compuestos por tres grupos diferenciados: viviendas de precio fuera de mercado, edificios a medio terminar, y suelo, siendo este último grupo, el más conflictivo, en el que más posibilidades tenía la Sareb de actuar eficazmente pero que, como era de esperar, no se ha quedado en nada simplemente, sino todo lo contrario. En cuanto al suelo, los “activos”, van desde suelos urbanos gestionados o aptos para licencia inmediata, a auténticos campos de labradío o baldíos sin la menor opción de transformación urbanística alguna, aunque eso si, todos ellos con créditos otorgados por esos bancos a los que hay que “rescatar”, o que han servido de avales para otras operaciones, material de deshecho del que había que librar a nuestros bancos.
Finalmente, el invento, organizado para salvar los restos recuperados de las antiguas Cajas y transformados en bancos, como eran Bankia, Catalunya Bank, NovaCaixaGalicia Banco-Banco Gallego y Banco de Valencia, se estructura a través de una sociedad, con una vida prefijada de 15 años (lo que ocurra tras ese periodo con lo sobrante… que le den) en la que intervienen en un 45% el capital público (nosotros) a través del FROB, restando con ello ayudas a otros menesteres (el capital público solo estira a base de deuda o de mayores impuestos), y un 55% de capital privado, a través de 14 bancos españoles, dos extranjeros, 10 entidades aseguradoras e Iberdrola, con un Consejo de Administración compuesto por 14 “personalidades” de esas que están en todas partes pero que del problema de fondo, de tratar de abaratar el precio de la vivienda a través de ese instrumento, de gestionar suelo y de evitar la especulación, ni saben nada de nada y sobre todo, ni les interesa lo más mínimo, ya que la trayectoria de la nueva entidad, no solo no ha ido por ahí, sino que circula inequívocamente por derroteros claramente opuestos a los deseables, o a los apuntados.
El hecho claro es que desde el primer día, la Sareb se ha dedicado a funcionar como si de una agencia de la propiedad inmobiliaria se tratase, aunque con la diferencia de que las propiedades que tenía a la venta eran de lo más variopinto, desde algo vendible de entrada, a productos imposibles de vender tal cual eran recibidos.
De momento y pasado el tiempo en el que se han materializado las compras de lo más jugoso, como buenas viviendas a las que se les ha rebajado el precio considerablemente, edificios a medio terminar cuyos promotores se habían quedado absolutamente ahogados y sin mas aire por parte del banco para poder finalizar la obra y poder vender las viviendas, o solares en las condiciones anteriores, pero que con ayuda y reajustando perspectivas se hubieran podido salvar, lo demás sigue en las mismas condiciones, pero agravado por la falta de gestión que debía haber llevado a cabo la Sareb para su transformación en productos apetecibles, lo que hoy convierte tales “activos” en productos sin el menor interés, pues además ni siquiera se les ha rebajado sus precios considerablemente como para poder entrar en el mercado.
Otra de las consideraciones a tener en cuenta sería el conocer la identidad de quienes han comprado los productos vendidos hasta la fecha, por qué precios y de que entidades dependen, pues puestos a sospechar y a seguir aquella máxima de “piensa mal y acertarás”, a mi me da por pensar que todo lo bueno vertido en la Sareb, ahora pertenece ya a esas entidades que tan generosamente forman parte de la sociedad como aportación de capital “privado”, aunque repito que ello no es más que fruto de mi deleznable mentalidad negativa cuando de benefactores de la sociedad como son los bancos, entidades aseguradoras o compañías eléctricas se trata. !Que malos somos…!
Lo que ya vuelve a ser algo conocido es la deriva de la operatividad de tales sociedades, pues nos acaban de “vender” que a pesar de tener un Consejo de Administración de lo más granado y un plantel de técnicos de todo tipo, evidentemente todos ellos perfectamente remunerados, han derivado las posibles ventas a la gestión de agencias locales, de tal forma que según se sitúe geográficamente el bien, será una empresa u otra a la que haya de dirigirse quien pueda estar interesado en alguno de sus bienes basura, siendo estas empresas Altamira, Haya, Servihabitat o Solvia, quienes se hacen cargo de la basura generada por los distintos bancos intervenidos, sin que estos se responsabilicen de arbitrar al menos ayudas extraordinarias en forma de créditos preferentes hacia los compradores de aquello que ellos han escupido, aunque teóricamente con ello pudieran redimir en parte su responsabilidad. Tal es así que a productos de dudoso valor, al que además, y según manifestaciones de uno de los conferenciantes no se les ha bajado el precio para poder negociar convenientemente (!viva la especulación!), habrá que añadir lo correspondiente a los sueldos de los integrantes del Consejo de Administración, los de la multitud de “expertos” con que cuenta la Sareb, y ahora también los de las compañías inmobiliarias que lleven a cabo la venta (los que trabajen el producto), amen de la rentabilidad esperada por parte de los inversores privados. Al final el precio del “bien” va a ser lo de menos. O sea, la España conocida de charanga y pandereta, que tiene a la Unión Europea hasta el gorro de tanto mamoneo.
Pues bien, la conferencia que dieron los responsables visibles de la cosa, en el Club Financiero vigués, si he de calificarla con un término cercano a lo políticamente correcto, diré que fue una solemne tontería, reducida a presentarnos a los encargados de las ventas en cada zona del pais y poco más, salvo que en el coloquio nos enteramos, entre otras lindezas, que ni siquiera se ponían al teléfono en operaciones con interés por parte de compradores.
Finalmente nos repartieron un “catálogo” de “Suelos Sareb Galicia” 2016-2017, en el que se mezclaba la oferta de suelo y la de “obra parada”, con edificios la mayoría prácticamente terminados. Si nos detenemos en la oferta para la provincia de Pontevedra, concretamente en Vigo, la ciudad más poblada de Galicia y donde se daba la conferencia, la oferta era, no de 200, sino de !!!2!!! edificios a medio terminar, uno en el centro de la ciudad, concretamente en la calle Colón, y el otro en la Av. Atlántida, el primero con una repercusión de unos 3.000 €/m2 y el segundo de unos 2.000 €/m2, ambos totalmente fuera de precio (se trata de edificios de obra parada) sobre todo cuando aun no están finalizados. Ni una sola oferta de suelo en la ciudad y las dos ofrecidas, invendibles.
No obstante, en la exposición en pantalla que llevaron a cabo tratando de explicar lo inexplicable, figuraba un suelo importante que el PGOM vigués, ahora anulado por obra y gracia, sobre todo “gracia” de su alcalde, ya se había “comido” (Baruxans), sobre el que pregunté en cuanto a sus perspectivas, sobre todo cuando la ciudad carecía de Plan y era muy previsible que hasta pasados varios años no dispusiera de algo medianamente presentable (imposible, por otra parte, si sigue de alcalde Caballero), salvo el que por ley ha resucitado y que rige en la ciudad en materia de urbanismo. Curiosamente, ante la cara de poker de los que ocupaban “la mesa”, fue alguien del público quien me contestó, ignoro si jocosamente, que todo estaba en gestión, algo imposible en cuanto al mencionado suelo, cuyas perspectivas de desarrollo, antes de que el PGOM anulado le cambiara su sino, eran de fuerte rentabilidad, pues actualmente nada se puede llevar a cabo en el mismo, al menos sin unos cuantos años de fructífera gestión y siempre para perspectivas de rentabilidad muy inferiores a las previstas.
De entidades como la Sareb podríamos hablar largo y tendido, pues en esta España de pícaros por un lado y de consentidores por otra, la lista se hace cada vez más interminable.
Evidentemente, lo aquí expuesto es pura ficción y cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia, no haciéndose responsable nadie de lo aquí escrito, más que la propia mentalidad calenturienta de quien suscribe, que en su afán por estar tocando permanentemente los cataplines a quienes no debe, se ha pasado de nuevo un montón de pueblos. Con este aviso espero aportar tranquilidad a tantos bien pensantes que forman esta sociedad de imbéciles (perdón ciudadanos), a los que deseo firmemente que su prudencia y generosidad contribuya a la estabilidad por la que todas estas sociedades que se citan contribuyen eficazmente, desde la custodia de nuestros ahorros (bancos), el velar por nuestra seguridad (compañías de seguros), el proporcionarnos el calor en nuestros hogares (eléctricas) y el bienestar de todos (gobierno), entidades todas ellas volcadas en esta y otras instituciones que tanto bien están haciendo al pais en su recuperación hacia la felicidad de todos los españoles…

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Miguel Font Rosell

Licenciado en derecho, arquitecto técnico, marino mercante, agente de la propiedad inmobiliaria.

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