Desde el Exilio

Miguel Font Rosell

¿El ocaso de los dioses?

 

Con relativa frecuencia, los nombres de nuestras calles se hacen más famosas por lo que acontece en ellas que por los personajes que le dan nombre, tal sucede hoy en día con la dichosa calle Ferraz, identificada irremediablemente con el PSOE y sus múltiples vicisitudes.
Valentín Ferraz Barrau, no obstante, nada tenía de socialista, ni por aquel entonces el partido de los 100 años de honradez (y ni uno más, decían algunos con razón, en época de González), ni existía ni se le esperaba. Destacado liberal, militar del arma de caballería, llegó ni más ni menos que a Ministro de la Guerra, Presidente del Consejo de Ministros y Alcalde de Madrid, algo que tuvo lugar entre la regencia de María Cristina y el reinado de Isabel II, quien llegó a nombrarlo “senador vitalicio”, algo que para la prolífica reina, madre de Alfonso XII, primer hijo varón, habido de uno de sus múltiples amantes (Enrique Puigmoltó y Mayans, el antepasado vergonzante), solía significar algo más que un nombramiento por puros méritos civiles o militares, aunque de tal sospecha, al parecer, no existe prueba alguna sobre el particular, pues la reina, como la mayoría de sus descendientes, se tiraba a casi todo lo que se movía… pero no a todo.
¿Que relación podríamos encontrar entre el bueno de D. Valentín y el partido obrero?. Los socialistas, desde Ferraz, han ocupado y permitida la okupación de la alcaldía de Madrid (hoy, sin ir más lejos, mantienen en la alcaldía a la podemita Carmena y su cretino gobierno), presidentes del Consejo de Ministros (el potentado González y el necio Zapatero), ministros de la Guerra (hoy defensa), también a Guerra en concreto (D. Alfonso), y desde la más rabiosa actualidad, se puede asegurar que hoy están inmersos en una guerra, no precisamente sin cuartel, sino con dos cuarteles y ambos en la misma calle del militar liberal de la corte de la prolífica borbona. Poco más.
Pero, ¿que pasa en el PSOE, aquel partido que arrasó en las urnas al mando del joven abogado laboralista, más tarde complice del rey en intrigas varias, hoy potentado vividor y muñidor en la sombre de nuevas intrigas de movida interna?.
Parece evidente que las llamadas “primarias” acaban siendo el calvario del partido. Ocurrió con Borrell, ha ocurrido con Sánchez y posiblemente ocurra con Diaz, si la providencia lo tiene a bien. A Borrell se lo quitaron de encima las intrigas y mangoneos oligárquicos de los llamados barones, a Sánchez le ha ocurrido lo mismo, con la diferencia de que esta vez ha sido a través de un golpe de estado interno en toda regla, con traición de libro de su portavoz (Ferraz, al contrario de Roma, si paga traidores), quien más que nadie defendía hasta situaciones grotescas aquello del “¿que no han entendido ustedes de que no es NO?”, procederes que indican a las claras que lo de la democracia interna es, ha sido, y será, una coña marinera hasta el día que salga elegido el que les guste a la “casta”. Si a ello añadimos el que la llamada “gestora”, en lugar de dialogar, gestionar o convenir, se ha apresurado a castigar severamente a quienes votaron en contra de sus consignas y a favor de lo que habían ordenado los órganos internos del partido, algo que vuelven a hacer ahora con los disidentes, esta vez acuartelados en el vecindario, la guerra está servida.
Hoy el PSOE es un grupo descabezado, en manos del partido más corrupto de nuestra democracia, el PP del tancredo Mariano, un tipo que en su partido no se mueve un papel sin que él lo decida, salvo en asuntos de corrupción, asuntos de los que no sabe absolutamente nada, no responde de nada y a nada le alcanza, situación avalada cuatro años más por los de la “gestora”, quienes lo han “investido” para que España no se quedara sin gobierno (por puro patriotismo, por supuesto) aunque ahora, al igual que con aquello de lo del “no es no”, le niegan la aprobación del presupuesto, como si gobernar no fuera otra cosa que aplicar un presupuesto a toda las acciones a considerar, situación que por otra banda le encanta a D. Tancredo, quien no hace otra cosa que esperar como agua de mayo la negativa sociata a aprobar el presupuesto, para convocar elecciones, pues tras considerar que los españoles perdonan más la corrupción que cualquier otra cosa, se las promete tan felices que ya espera una nueva mayoría absoluta, apoyada en último caso por un Ciudadanos entregado y en caída libre por ello, al no saber vender el protagonismo de cualquier cambio, en el inmovilismo proverbial del dictador pepero.
La situación es caótica, aunque no se si es peor la perspectiva que se le presenta de tener que elegir a la apadrinada de González, la incombustible Susana Diaz, otra que aunque ha estado toda su vida en la política andaluza, mangoneando todo lo que ha querido y le han dejado, de corrupción tampoco sabe absolutamente nada de nada, aunque sea maestra en dejar colgados a quienes la auparon. Lo grave de “la Susana” es que, salvo su desmedida ambición, nadie le conoce una sola idea, abanderada de la demagogia, representa el prototipo del político al uso que intenta convencer a las masas (y desgraciadamente casi siempre lo consigue), no con el ¿como?, sino con el ¿que?, tan manido y tan poco consecuente, desgraciadamente una prueba evidente de que la democracia en España solo ha aparecido en la forma, sin que en el fondo haya hecho acto de presencia.
La política seria es la del ”como”, no la del “que”. Un político que dice lo “que” va a hacer, no resulta para nada creíble si no lo matiza con el “como” va a hacerlo. No es serio decir que se va a acabar con el paro, si no se argumenta como, con la aplicación de que medidas, en que plazos, con que coste y en que circunstancias se va a llevar a cabo tal promesa, algo que pueda ser evaluable, cuestionado o mejorado, pero explicado. La política del “que” no tiene valor alguno, pues puede ser suscrita por cualquiera. ¿Quien no querría que hubiera pleno empleo?.
En este sentido Susana Diaz es un claro ejemplo del político absolutamente vacío, sin el menor contenido, sin ideas, sin “como”, simplemente prometiendo los manidos “que”, la carta a los reyes magos, sin más razones que le avalen.
¿Ese es el futuro de un PSOE que solo se mantiene por la fidelidad del carbonero de sus militantes?, ¿La esperanza del próximo congreso? ¿La decisión de la gestora? ¿La materialización de la nueva intriga de González? ¿El aval de Zapatero? ¿El apoyo de Abel Caballero, el rey supremo de la demagogia? ¿la fatal encrucijada de sus votantes?.
Nunca fui votante del PSOE, principalmente por lo impresentables que han sido en Vigo, y siguen siendo, sus principales dirigentes, para mi todos ellos representantes genuinos de la más absoluta demagogia, corrupción institucional y absoluta falta de valía de cara a las enormes posibilidades de progreso que atesoraba y aun atesora la ciudad, personajes que, a mi entender, solo han venido a servirse, a vegetar y a enfrentarnos con todo lo que se mueve, desde una mediocridad personal y una ausencia de ética altamente preocupante. Lo cierto es que los del PP tampoco le han ido demasiado a la zaga, en una ciudad que contra todo pronostico ha salido absolutamente mal parada con la democracia (más bien con la demagogia) pues en la dictadura disfrutó de un gran alcalde, como fue Tomás Pérez Lorente y de otros muy por encima de sus sucesores, como fueron el mismo Rafael Portanet y Antonio Ramilo.
Hoy, más próximo a Ciudadanos que a ningún otro, aunque decepcionado, me encuentro más cerca de las tesis de un socialismo moderado que de nuestro casposo y desesperante partido conservador, que solo apuesta por conservar lo más canalla de nuestra sociedad, al tiempo que lejos de aquellos que dicen que “podemos”, quienes capitalizando el descontento manifestado por gran parte de la sociedad, el llamado 15-M, analizaron acertadamente en su día la situación, pero que en su intento, ya olvidado, de pasar del “que” al “como”, llegaron a las propuestas mas pintorescas, poco serias y peligrosas que ocurrir se pueda.
Así las cosas, ante la desfachatez del actual panorama, fácil lo tendría el PSOE si desde la utopía pensáramos en que alguien pusiera sobre la mesa el “como” y el “quien” de forma creíble, lo cual hoy resulta absolutamente imposible, pues no solo ni existen las personas ni las ideas, al menos en linea de salida, sino que lo más negativo de sus “élites” cierran sistemáticamente la puerta de toda esperanza a cualquier nueva sabia que proponga un mínimo de aire puro en sus cúpulas dirigentes.
Hoy, quienes apoyan con sus votos la corrupción pepera y la desfachatez podemita, no solo van ya muy por delante del viejo partido socialista, sino que la tendencia es a un mayor distanciamiento, lo que de convocar Rajoy elecciones en unos meses (su mayor deseo), podría dejar al PSOE en un partido puramente testimonial, al igual que si este apoya el presupuesto pepero, un dilema de complicada solución.
¿El ocaso de los dioses?.

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Miguel Font Rosell

Licenciado en derecho, arquitecto técnico, marino mercante, agente de la propiedad inmobiliaria.

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