Desde el Exilio

Miguel Font Rosell

!HABLA CLARO!… tio

 

La política en España, contrariamente a lo deseable, es puro sentimiento, visceralidad, tribu, pero en teoría y de la mano de la razón, tiene otras interpretaciones más cabales.
Hoy llevamos casi un año sin un gobierno asentado y, querencias aparte, se debe en primer lugar a una ley electoral incapaz de atajar positivamente estas situaciones, por lo que, de entrada, no culpemos a nadie por encima de la propia ley que rige estas cuestiones, en definitiva a los políticos que en su día no supieron prever y dar solución a estos conflictos.
Por otra parte, los españoles no decidimos quien ha de ser el presidente del gobierno, pues no nos hemos dado una democracia directa para tales cuestiones (en realidad para ninguna), siendo los diputados electos quienes tienen encomendada esa misión. A estos efectos, esos diputados han de votar al presidente, en función de dos planteamientos, siendo el primero un programa de gobierno que les convenza, o al menos contenga un acuerdo de mínimos que les permita avanzar en la designación. Posteriormente han de dar su confianza a un candidato que les ofrezca las garantías suficientes como para desarrollar ese programa satisfactoriamente.
Las demarcaciones en cuanto al voto son provinciales, de manera que el ciudadano vota exclusivamente a las listas que cada partido presenta en su provincia, siendo por tanto los diputados electos los que dan el resultado final achacable a cada partido. Por otra parte, en España, cada diputado, aunque el cargo sea personal y no del partido, se debe a su partido, a la disciplina del propio partido, siendo así que finalmente es este el dueño de la voluntad de sus últimas decisiones y quien las condiciona.
En ese orden de cosas, estas últimas elecciones las ha ganado el PP, no su líder Mariano Rajoy (como se nos quiere colar), quien solo se presentaba en una provincia por donde ha salido diputado, sin obtener voto alguno en el resto de España y sin que conozcamos tampoco cuantos de los votos obtenidos en su demarcación se deben a su persona o no, ya que se vota a una lista y no a la persona en particular, perteneciendo al mundo de la elucubración el saber si con otro candidato se hubieran obtenido más o menos votos (no olvidemos que se trata del político peor valorado en todas las encuestas, anteriores y posteriores a las elecciones).
Así las cosas, el resultado en las urnas no ofrece solución matemática alguna en combinación con las posibilidades de alianzas entre partidos, ya que ni la derecha ni la izquierda son capaces de formar gobierno, pues la alianza PP-Ciudadanos no es suficiente, como tampoco lo es PSOE-Podemos.
En cuanto a un consenso de programa, las posiciones, si contamos con PP-Ciudadanos-PSOE, no se sitúan tan al margen de acuerdo como pudiera parecer, ya que Ciudadanos ha pactado con unos y otros, con el denominador común de unos cien acuerdos programáticos, lo que constituye una base suficiente como para poder llegar a ciertos acuerdos de gobierno. El problema principal reside en la figura de presidente que el PP propone en la figura de Mariano Rajoy, un líder que no ofrece garantías suficientes ni a Ciudadanos (aunque estén dispuestos a comerse el sapo), ni menos al PSOE, quien de ninguna manera aceptaría tal liderazgo (está en su derecho, e incluso por coherencia y respeto hacia sus electores).
Esta es la situación, una situación de parálisis que solo puede romper el PSOE, pero que será absurdo pensar que ha de hacerlo gratuitamente, sin exigir nada a cambio, simplemente por generosidad o por “patriotismo” o por cualquier manifestación de benevolencia, “gratis et amore”. Ni puede ni debe hacerlo en puridad, pues gran parte de sus votos se deben a que, aun pactando partes de un programa que pudiera ser asumible, nunca mantendrían a Rajoy en el gobierno, lo mismo que aseguró Ciudadanos, aunque ahora estos estén dispuesto a saltárselo (ahí está siendo mas noble con sus votantes Sánchez que Rivera).
El problema, el sinsentido, es que ni el propio partido, ni su líder, son capaces de desatascar la situación y ofrecer una salida, simplemente por no hablar claro y manifestar sus peticiones, enrocándose en una situación sin salida. No es posible manifestar, por un lado, que no se quieren unas nuevas elecciones, y por otro negarse en redondo a tratar sobre el programa a consensuar, ni el líder en quien confiar.
Sr. Sánchez, hable claro. Diga cuales son las condiciones de su partido para que haya gobierno sin tener que recurrir a nuevas elecciones, diga que pudiera estar de acuerdo en imponer parte de su programa, partiendo del acuerdo alcanzado con Ciudadanos, con ciertos matices y nuevas imposiciones, ofreciéndole el gobierno al ganador, el PP (no Mariano Rajoy), pero siempre y cuando este designe a otro líder, más fiable para ustedes para llevar adelante el programa, dígalo y lo entenderemos todos, propios y ajenos, como hizo Ciudadanos con Cifuentes en Madrid, o como ha ocurrido con Más en Cataluña. Solo así dejarán ustedes la decisión en el alero del PP, un partido ganador al que ustedes le ofrecerían el gobierno siempre y cuando pusieran de su parte el nombramiento de un líder que concite la confianza de quienes le hayan de dar el poder, de manera que si no aceptasen y llevasen al pais a unas terceras elecciones por falta de generosidad y exceso de ambición de su líder para con los españoles y para con su propio partido, serían ellos los responsables en lugar de ustedes, hoy ya condenados por todos, injustamente, como los causantes del enredo, pero hable alto y claro.
Los españoles, que ya hemos hablado alto y claro por dos veces, no nos merecemos ni tanta indeterminación, ni su sordera, ni tantas ambiciones personales a costa de todos, ni el disimulo de Mariano tratando de hacernos creer que él ha ganado las elecciones y haciendo ver que no se entera de que él es el verdadero problema, que si se hubiera echado a un lado España tendría gobierno desde hace meses, pero tio, !HABLA CLARO!, de una puñetera vez, arrima el ascua a tu sardina, proclama que quien algo quiere algo ha de costarle y espera entonces a que la generosidad que a ti te exigen la pongan otros, incluso en su propio beneficio de ostentar un poder que vosotros fiscalizaríais con mano de hierro. Todo menos seguir mareando una perdiz que finalmente no ha de ir al plato.
Hasta aquí lo lógico en clave de interés del pais, pero…
Hace meses, en otro artículo de similar contenido, predije que la desmedida ambición personal de todos los líderes, sus cálculos en clave interna y la lucha por debilitar a sus particulares adversarios nos llevarán irremediablemente a unas terceras elecciones, algo que ninguno confesará pero de lo que cada día estoy mas convencido. Rajoy, el más interesado, parece tener claro que, tras la campaña de acoso y derribo actual de Sánchez y su propio ardid de presentarse ante la sociedad como la víctima, a lo que está ayudando la prensa en general, e incluso los llamados barones del PSOE, unas terceras elecciones le dejarían muy cerca de la mayoría absoluta, a la que llegar con el único apoyo de Ciudadanos, quienes también piensan en crecer con un tercer llamamiento a las urnas y que el PP dependa entonces solo de ellos para formar gobierno. Podemos parece a estas alturas el peor librado de producirse unas terceras elecciones, ya que su proceso de descomposición, su desmembramiento en los clásicos reinos de Taifas, su negativa tras las primeras a formar un gobierno de izquierdas liderado por el PSOE, junto a sus enfrentamientos internos, predicen una caída importante en las urnas de la que pretenden aprovecharse los socialistas a efectos, al menos, de dejar claro el liderazgo de la oposición. Finalmente, Sánchez, espera que su posición de firmeza le aporte nuevos apoyos, algunos por parte de decepcionados de Ciudadanos por su “matrimonio” con Rajoy y en su mayor parte por arrepentidos de Podemos, de quien esperan librarse definitivamente en unas terceras elecciones, reafirmando así Sanchez su figura en orden a estar mejor situado en su pelea interna de partido por el liderazgo. Por eso, porque aquí solo se piensa en clave interna, o personal o de partido, estoy convencido que volveremos a votar y que Sánchez seguirá sin hablar claro, porque en sus cálculos, necesita de esas terceras elecciones, al igual que Ciudadanos y sobre todo que Rajoy, claramente el más beneficiado de esa vergüenza nacional.
Por eso, por el bien de España, porque los intereses bastardos de las mafias de partido no prevalezcan sobre el interés de todos, de una vez por todas: !HABLA CLARO!… tío.

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Miguel Font Rosell

Licenciado en derecho, arquitecto técnico, marino mercante, agente de la propiedad inmobiliaria.

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