Desde el Exilio

Miguel Font Rosell

Permítame que insista… de nuevo

 

Habíamos quedado en que en nuestro sistema político, el pueblo lo único que hace, en cuanto a la configuración del Parlamento, es votar listas cerradas en demarcaciones provinciales, listas que confeccionan los partidos en función de lo que le sale de allí al líder de turno y en el orden que a este le pete, en función, en lineas generales, de una mayor o menor sumisión a su figura, ¿o no?. De esas listas, ajenas absolutamente a las que, en general, confeccionaría cualquier votante con criterio propio, salen los diputados que cada provincia aporta al Parlamento, quienes finalmente deciden la designación del presidente del gobierno en función, teóricamente, de su acuerdo con un determinado programa y en la confianza que el designado le ofrece en llevarlo a cabo. Es decir, el legislativo decide el ejecutivo e incluso el judicial, en un alarde de torpe simulacro de independencia de poderes.
En cuanto al resultado de las elecciones, cada parlamentario es únicamente dueño de su escaño, pero es el partido quien suma el porcentaje de representatividad. Las elecciones no las gana un parlamentario concreto, por muy lider que sea de su partido, aun cuando este haya sido el partido que haya obtenido mayor representatividad.
En el caso de que un partido concreto, por haber obtenido mayor representación que los demás, quiera formar gobierno, ha de presentar al Parlamento un programa que convenza a este y designar un candidato que lo defienda y ofrezca la confianza suficiente como para llevar a cabo ese programa.
La idea de que un partido concreto haya ganado o perdido las elecciones gracias o no a su líder, es algo que con nuestro sistema no podemos conocer a ciencia cierta, sino llevar a cabo todo tipo de elucubraciones, siendo tan válido el pensar, en este caso, que el Partido Popular ganó las elecciones gracias a Rajoy, como que perdió la mayoría absoluta de que disponía por culpa del mismo (se trata del político peor valorado en todas las encuestas) y que con otro candidato le hubiera ido mejor al partido.
Hasta ahí, lo expuesto no parece muy discutible, pues no se trata de otra cosa que de constatar unos hechos, aunque todo esto no se comparezca demasiado con el superficial análisis generalizado de que Rajoy ha ganado las elecciones y que hay que darle el gobierno, sin más, sin que proponga nada, ni negocie nada, ni ceda en nada, ni menos en su sacrificio en bien de su partido.
Hoy no me permito insistir al Sr. Rajoy sobre el particular, hipotéticamente, por supuesto, ya que del contenido de este articulo ni se enterará (no sale en Marca) ni me haría caso alguno, pero sí al Sr. Sanchez, quien hará tres cuartos de lo mismo, pero… por insistir que no quede.
Hable claro señor Sánchez, pues a circunloquios no le gana usted a Rajoy ni en sueños. Dígale claramente a los ciudadanos que su partido podría negociar con el partido popular un programa de mínimos sobre el que al menos abstenerse y permitir con ello que accedan al poder, pero que su precio es la cabeza de Rajoy en quien la mayoría del Parlamento no confía, ni su partido, ni el resto de la Cámara.
Hoy nadie entiende que usted manifieste que no quiere unas terceras elecciones pero que sin embargo va a votar que no a la pretendida investidura de Rajoy, sin más, pues si usted lo hace, no existe otro camino que el de la repetición de elecciones, un camino que seguramente le daría a Podemos lo que no consiguieron en las ultimas, como es relegarles a ustedes al furgón de cola de la izquierda, y eso todos lo achacarían a su actitud. Si usted le ofrece al PP un entendimiento programático de mínimos y la presidencia del gobierno para un candidato de consenso, la responsabilidad de unas nuevas elecciones y de que el PP no ocupe gobierno si renuncian, pasa directamente a la figura de Rajoy y su innegable falta de generosidad hacia el pais, e incluso hacia su propio partido, un arma que de llevarse a cabo unas nuevas elecciones evitaría el descalabro de su partido y quizá el suyo propio, dándole argumentos suficientes como para afrontarlas con un mínimo de dignidad.
Si ello se produjera, Ciudadanos le secundara y el PP cediera a cambio de la presidencia del gobierno, conseguían ustedes, habiendo perdido las elecciones, obtener un programa de gobierno próximo al prometido a sus votantes, acabar con la figura de Rajoy y convertirse en una oposición fuerte, vigilante y con el arma de la moción de censura en sus manos. Si el PP no cede, al menos conseguirían argumentos sólidos para afrontar unas terceras elecciones a las que argumentar que se había llegado por anteponer Rajoy sus intereses a los del pais y a los de su propio partido, pero si sigue usted con su actitud, iremos a unas terceras elecciones y el pueblo verá en usted el responsable de ello.
Un pueblo que solo entiende de derechos pero que racanéa sus deberes de estar bien informado y votar responsablemente, acaba votando con las entrañas y ahí, Rajoy, en su postura de víctima, tiene todas las de ganar en sus anheladas terceras elecciones. No importa que su gobierno nos haya llevado a una situación lamentable, aunque traten permanentemente de venderla como un logro, pues durante su gobierno nos hemos liquidado prácticamente la caja de la seguridad social (se ha perdido más del 60%), la deuda externa ha pasado de alrededor del 60% a superar el 100%, con continuos endeudamientos, al tiempo que el deficit es cada vez mayor y menos confluyente con las autorizaciones europeas, debiendo prescindir de gran parte de las prestaciones sociales para poder seguir pagando deuda, al tiempo que el paro entre la población joven (el futuro) ya es la mayor de Europa, con puestos de trabajo cada vez mas provisionales y de una temporalidad escandalosa, mientras el gobierno Rajoy nos dice que esta situación es admirable para ellos, que somos la envidia de Europa y gilipolleces de parecido calibre, en la más pura actitud petera de considerar tontos a todos y a todas horas, con lo que el futuro que nos espera en sus manos puede ser catastrófico. Todo esto, a un pueblo crédulo y fácilmente manipulable parece traerle sin cuidado a la hora de votar, si el candidato se presenta como víctima, una actitud en la que Rajoy es un maestro con resultados evidentes, camino de unas terceras elecciones que espera le den la mayoría absoluta.
Perdone que insista Sr. Sanchez… no sea usted cretino, nadie le pide que abandone a sus votantes, ni que vote la investidura de Rajoy, pero al menos venda cara su derrota, demuestre ser un líder, cambie la política del PP y muéstrele a Rajoy el camino seguido por Artur Más en Cataluña, un político que no es de la cuerda de casi nadie, pero que al menos ha demostrado querer más a su pueblo de lo que Mariano Rajoy quiere a España, una pais al que considera a su servicio, en el más puro estilo caudillista de todos conocido.
Mire usted Sr. Sánchez, como en España todos somos enormemente aficionados a hacer pronósticos (ya lo decía yo…) y generalmente nos equivocamos menos que las empresas dedicadas a ello, voy a hacer mi aportación considerando lo expuesto, y en el caso de que ustedes le pidan al pueblo que vuelva a hablar, pero esta vez mas alto. El número de diputados es de 350, de los cuales, entre los actuales cuatro partidos mayoritarios disponen de 325 escaños, necesitando para la mayoría absoluta un número de 176 diputados. Hoy el PP tiene 137, el PSOE 85, Unidos-Podemos 71 y Ciudadanos 32. En unas próximas elecciones, de seguir ustedes en la misma actitud, mi pronostico es el siguiente: PP 147, Unidos-Podemos 75, PSOE 72 y Ciudadanos 30. Como verá el PP seguiría sin obtener la mayoría absoluta, pero solo necesitaría de Ciudadanos para llegar a acuerdos, con lo que a ustedes, relegados a la tercera plaza, tras Unidos-Podemos, no les quedará margen alguno de negociación y usted será fulminado en su propio partido.
¿Lo entiende, o le hago un croquis?

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Miguel Font Rosell

Licenciado en derecho, arquitecto técnico, marino mercante, agente de la propiedad inmobiliaria.

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