Desde el Exilio

Miguel Font Rosell

Modernas profecías

 

Sabido es que de las profecías bíblicas no se cumple, ni hay noticia de que se haya cumplido nunca ni una, a ciencia cierta, pero, ¿qué pasa con las modernas?.

Recién, que diría un argentino, acabo de recibir un correo interesante sobre dos visiones aparentemente contrapuestas sobre un mismo asunto, analizado bajo el punto de vista de dos británicos contemporáneos, de enorme trascendencia en ciertos campos de la filosofía moderna, me refiero a Aldoux Huxley y George Orwell.

Ambos analizan el futuro próximo de forma harto negativa, aunque desde posiciones encontradas. En tanto Huxley lo entiende como un mundo absolutamente controlado externamente, a través de un sistema de castas de seres clonados condicionados psicológicamente, Orwell entiende el control desde una postura más interna por parte del individuo entregado, incluso de forma inconsciente, por su propia voluntad.

La comparación se lleva a cabo a través de las que han sido quizá las obras mas conocidas de ambos autores, “Un mundo feliz” y “1984”.

En el mundo feliz de Huxley (creador de la idea del gran hermano), ambientada en el 2049, la censura acaba implantándose y los libros estando prohibidos, al tiempo que se priva de información a la población, se manipula la verdad y al ser humano se le ofrece el placer y la distracción por encima de cualquier otra consideración, acabando con la cultura, estableciéndose un control sobre la población a través del miedo y el dolor, de manera que lo que nos da miedo acabará por llevarnos a la ruina.

Por otra parte, en el 1984 de Orwell, no será precisa la censura ya que la comodidad hará que ya nadie lea libros, ni casi nada debido a la sobre información. La verdad será ahogada en un mar de irrelevancias, cultura trivial, banal y de pura distracción, estableciéndose el control a través de la entrega a los distintos placeres, de manera que lo que más nos gusta acabará por llevarnos a la ruina.

¿Quién ha terminado por hacer patentes sus profecías?. Pues ni uno ni otro sino todo lo contrario, o lo que viene a ser lo mismo, ambos.

Esto es parecido a aquello de las derechas, las izquierdas y el centro. Me da más miedo el que de joven ha sido de izquierdas y finalmente de derechas (mayoría silenciosa acomodada), que a la inversa (revolucionario con la sabiduría de la edad), pero sin duda quienes me dan más miedo, son los que siempre han sido de derechas o de izquierdas (incapaces de evolucionar), ya que la evolución en quien pretende seguir vivo desde la información y la sabiduría, consiste en la continua búsqueda de la verdad, aun a costa de no encontrarla, para sopesar objetivamente las razones de unos y otros yendo en pos de la virtud, en cada momento, en una honrada síntesis racional en función de las circunstancias: el centro.

De la confección de la obra de Orwell han pasado ya alrededor de unos 60 años y algo más de 30 de la época en que la ambientó, mientras que la de Huxley fue escrita hace algo más de 80 y sin embargo sitúa la acción para dentro de unos 35 años. De manera que actualmente nos encontramos en el término medio de entre ambas predicciones, dejando atrás teóricamente a Orwell y acercándonos a Huxley.

Siendo así, la síntesis de ambos mundos podría ser algo similar a esto: En cuanto a la lectura, nos hemos hecho excesivamente cómodos y prácticamente ya ni leemos, porque además nos aburre la sobre información, de manera que resulta complicado encontrar la verdad en un mar de irrelevancia, cultura trivial, banalidad y distracción, de manera que controlarnos resulta muy cómodo, pues nosotros mismos lo facilitamos por nuestra entrega a todo tipo de placeres y comodidades, no obstante la tendencia de la sociedad es a que en un futuro próximo el control será mucho mayor, la lectura estará prohibida, privando a la gente de información veraz, manipulando la verdad y ahogando la cultura. Los seres serán domados y alienados a través de vivir distintos placeres con castigos a través del miedo y el dolor para los disidentes.

¿Podemos asegurar acaso que este mundo reciente, actual y en provisión de un futuro próximo es descabellado, que no responde a una realidad más o menos matizable?

Hoy los políticamente correctos, las mayorías, por comodidad, prácticamente no leen (hoy este artículo enviado a los 60 lectores de mi correo y publicado en un periódico, apostaría a que sus lectores se cuentan con los dedos de una mano), pasan totalmente de la información, son incapaces de buscar la verdad, se limitan a los titulares, pies de foto y entradillas de los periódicos, y para eso de “sus” periódicos sin contrastar noticia alguna, se entregan a la banalidad, a la distracción y a todo aquello que no suponga esfuerzo ni malestar, sentados ante la TV se tragan toda la programación basura que luego los estudios de mercado califican de demanda, la mayoría son en política unos analfabetos funcionales, con voto eso sí, seres totalmente manipulables por medio de partidos políticos que actúan como auténticas mafias, dispuestas a negarnos lo que sea con tal de aferrarse al poder, habiéndonos convertido en corderos a los que controlar resulta muy cómodo (Orwell en estado puro). Pero, ¿llegaremos también a ser Huxley en estado puro?, ¿llegaremos a ese mundo feliz en que actuaremos como autómatas, en el que nos darán todo para nuestra programada felicidad, en el que seamos los guardianes de lo políticamente correcto y propiciemos el castigo para quienes pretendan la verdad, el conocimiento, la lectura, la recuperación de la cultura, la contraposición de ideas, el control del poder y en definitiva la libertad? ¿Se impondrá finalmente el gran hermano?.

Sinceramente, cumplido en gran parte Orwell, me temo que vamos directos a Huxley si las cosas siguen por los caminos actuales.

Hoy en la economía mundial, el pueblo, el ciudadano, la mayoría y en definitiva la teórica democracia, no controla absolutamente nada. Solo unas élites, accionistas de las grandes multinacionales controlan la economía mundial a su antojo. A sus ordenes están los principales partidos políticos de todas las democracias, sus líderes y sus economías, únicamente puestas en solfa cuando actúan chapuceramente (los nuestros son unos fenómenos en esto). La prensa en general, siempre a dos velas, está también a sus ordenes, pues aunque se peleen por los colores de la bandera, el mástil y la tela sigue perteneciendo a los mismos. Al poder judicial, le han complicado de tal manera la burocracia procesal, la inconcreción de las leyes y la carencia de medios, que la ralentización de los procesos hacen perfectamente manipulable el juego para los poderosos de verdad (léase “doctrina Botín”) pues los procesados destacables no dejan de ser de segunda división en esta liga de campeones, infantas incluidas, aunque con ello se contente al domesticado pueblo. ¿Vamos hacia un poder mundial al estilo del que ostentó la Iglesia en su momento, con la Inquisición a su disposición, en donde el terror era el arma definitiva contra la libertad?

De momento, y ya cumplida la profecía orweliana, vamos de cabeza a Huxley. Al tiempo…

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Miguel Font Rosell

Licenciado en derecho, arquitecto técnico, marino mercante, agente de la propiedad inmobiliaria.

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