Iniesta hizo el milagro en el 92 y el Barça está en la final de la Liga de Campeones

Iniesta hizo el milagro en el 92 y el Barça está en la final de la Liga de Campeones

(PD).- Impresionante el final que se ha vivido en Londres. El Barcelona no había tirado ni una sola vez a puerta, estaba eliminado, en el tiempo de descuento, el balón le llegó a Iniesta, que no es precisamente el jugador con más gol de la plantilla, y se sacó un disparo a la escuadra de Cech desde la frontal.

Polémica clasificación del Barcelona para la final de la Liga de Campeones. El árbitro noruego Tom Henning Ovrebo no señaló tres claros penaltis a favor del Chelsea. El Barcelona terminó con diez jugadores por la expulsión de Abidal.

El Chelsea tuvo más ocasiones en este partido de vuelta, pero su racanería y la miopía arbitral le han costado muy caras.

El noruego Tom Henning fue protagonista pero no contra los de Guardiola. La expulsión de Abidal llegó tras una estrambótica falta que no existió. Pero, durante el resto del partido, hubo suficientes acciones para sacar de quicio al Chelsea, que terminó acorralando al Barça. Se pidieron varios penaltis y algunos lo parecieron.

Sobre todo un agarrón a Drogba, unas manos de Piqué, quizá otras de Etoo ya en el descuento, en la última carga del Chelsea, desencajado por el golpe de iniesta.

EL PARTIDO

Ha sido un partido agónico para el Barça, pero el empate postrero deja la alegría salvaje del final, la explosión de quien se cree capaz de todo, con todo a favor o con todo en contra. En cualquier caso, no ha sido una ocasión en la que los azulgranas puedan sacar pecho.

Antes, durante más de 90 minutos, Hiddink había conseguido que el partido se jugara bajo sus parámetros después de un esperanzador inico culé, roto por el gol de Essien en el minuto 9.

Guardiola, muy obligado por las bajas, colocó a Touré como central, a Busquets de medio centro, a Keita de interior y a Iniesta en el puesto del lesionado Henry.

En la práctica, Iniesta y Messi se movían con mucha libertad, desordenaban al Chelsea y permitían un dominio total con ritmo muy alto del Barcelona. Hasta el gol.

A partir de ahí, el equipo de Hiddink recuperó la seguridad y minimizó al Barça, que tocaba el balón sin sentido, sin esperanza, sin llegar al área, cohibido porque cada pérdida era un drama ante un equipo con un plan básico: balones largos a Drogba, acompañado por Malouda por la izquierda y con Lampard llegando en la segunda línea.

El resto de la energía se reserva para la defensa, ni un ataque de más, ni una circulación de balón.

El Barça pasó una travesía del desierto en la que pudo quedar noqueado. Valdés, un toque de condescendencia arbitral y la falta de ambición del Chelsea le salvaron… la suerte del campeón.

NOS HAN ROBADO LA FINAL

La venganza que tanto anhelaba John Terry y el resto de los bad boys del Chelsea, cinco semifinales en las últimas seis temporadas de la Champions, tendrá que esperar.

El gol sobre la bocina de Iniesta y la miopía del árbitro impidieron la reedición de la pasada final de la Liga de Campeones, en la que el conjunto londinense, tras un resbalón en el momento más inoportuno de su capitán, perdió en la tanda de penaltis contra el Manchester United en Moscú.

El entrenador holandés controló como pudo su frustración:

«Ahora sigo lleno de adrenalina y me tengo que calmar, pensar en frío y darle un buen análisis a lo que ha ocurrido. Creo que hemos jugado un partido muy decente, muy táctico, pero ésa no es la sensación con la que me quedo… Siento que nos han robado el partido y que hemos sido víctimas de una injusticia»

«Se ha hablado de una teoría de la conspiración de la UEFA, a la que no interesaba por segunda vez una final inglesa… Pero eso son palabras duras, se ha dicho y se ha escrito mucho sobre el tema pero es algo imposible de comprobar».

Menos sosegados se mostraron Ballack y Drogba, que persiguieron a Tom Henning, el árbitro noruego, por el césped de Stamford Bridge. El centrocampista alemán increpó al colegiado tras chutar al cuerpo de Eto’o instantes antes del final.

«¡Está claro que Eto’o la despejó con la mano!», se lamentó el centrocampista alemán, que vio la amarilla por sus continuas protestas. Henning también fue magnánimo con Drogba, al que apercibió con la misma amonestación en vez de con la roja. Varios compañeros y miembros del cuerpo técnico del Chelsea, entre ellos el propio Hiddink, sujetaron al delantero de Costa de Marfil a duras penas.

Drogba gritó una y otra vez a las orejas de Henning que viera de nuevo el partido para que se diera cuenta de que se había equivocado en varias jugadas puntuales.

Después, mientras le arrastraban como podían al vestuario, gritó como un poseso y con las pupilas dilatadas a las cámaras de televisión: «¡Lo que ha pasado es una jodida vergüenza! ¡Una jodida vergüenza!».

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