(PD).- Que hagan lo que quieran, pero como a un deportista se le ocurra hablar de política se vuelve para casa. Es la consigna que el presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, ha dado a los miembros de la delegación española en Pekín.
Es el culmen del absurdo. Ante la censura y violación de los derechos humanos, silencio. Según el punto 3 de la norma 50, «no se permitirá ningún tipo de manifestación ni propaganda política, religiosa o racial en ningún emplazamiento, instalación u otro lugar que se considere parte de los emplazamientos olímpicos». Pero esto es demasiado.
Así, y según El País, el presidente del COE reunió a sus deportistas para recordar las reglas:
Hemos preguntado a Jacques Rogge [presidente del COI] y nos ha contestado que la Carta Olímpica se cumplirá taxativamente. No se pueden hacer declaraciones de contenido político en la zona olímpica: ni en la Villa ni en las instalaciones. No se puede escribir en medios de comunicación. La consecuencia es la retirada de la acreditación y a casa.
Ya somos todos mayores. Es el momento del deporte y de los deportistas. El de la política será otro. Os lo tenía que decir.