Miguel Pato y Tatiana R. Brito (PD)-. Pelo rojo, verbo ágil y pasión en su trabajo. Muchos supimos qué sucedía en sitios remotos porque Rosa María Calaf nos los contaba. Periodista de raza con más de 35 años de experiencia, siempre ha huido de lo vacuo. Acaba de ser premiada por la Asociación de la Prensa de Madrid.
¿Le cortaron las alas demasiado pronto?
Me dieron la posibilidad de quedarme un año más que me faltaba para mi jubilación definitiva. Pero no me parecía coherente porque yo he protestado mucho por el ERE pensando mucho en compañeros míos en la cincuentena. No me parecía serio protestar por los demás y luego quedarme yo.
¿Cree que ha podido cambiar algunas cosas gracias a darle voz a las denuncias con sus palabras?
Siempre que se trata de expulsar a los periodistas es porque no conviene que estén. Eso significa que son eficaces. Es importante estar. Pero se cambia poquito a poco y hay mucha frustración cuando con el paso de los años cuentas lo mismo. Los mismos conflictos, la misma descoordinación en catástrofes humanitarias…
Moscú, Viena, Buenos Aires, Nueva York, Canadá y Roma. Usted ya ha contado en alguna ocasión cómo a medida que iban pasando los años y los destinos, a las crónicas de los corresponales cada vez se les didicaba menos tiempo. ¿Por qué ocurre esto?
Ha cambiado la forma de hacer periodismo. La tecnología ha sido buena para muchas cosas pero lo que no se puede poner es la información al servicio de la tecnología. Lo que tenemos que contar es la historia y ahora es para lo que casi no hay tiempo.
En muchos casos no se persigue la excelencia informativa. Ahora es más importante estar que saber lo que pasa. Es muy peligroso querer que se crea que ver una cosa en directo es comprenderla.
Por otra parte no hay que olvidar que cuando las cámaras se van el problema no se ha terminado.
¿Era un mal necesario la reestructuración de la televisión pública?
Creo que RTVE como todas estas empresas “mastodónticas” necesitaba una reestructuración. Pero no creo que esta sea la forma. No creo que a nadie se le ocurriera, por ejemplo, resolver los problemas de la Sanidad Pública echando a todos los médicos mayores de 50 años.
Si se prescinde de los veteranos, ¿quién formará a los más jóvenes?
Nadie nace aprendido y todos lo hemos hecho de referentes que han estado antes que nosotros. Además, desde el punto de vista de la empresa pública es malversar los fondos que han invertido en nosotros.
