Máximo: «Pensé que el desparpajo con el que trato el ‘Diario Regio’ podría resultar incómodo a ABC»

Máximo: "Pensé que el desparpajo con el que trato el 'Diario Regio' podría resultar incómodo a ABC"

Miguel Pato y Ana Avellano (PD)-. Entre 1997 y 2004, Máximo ilustró las páginas de El País con un “Diario Regio” en el que se retrataba la vida y el pensamiento de un Juan Carlos I inventado. Después se pasó a las páginas de ABC donde, más por autocensura que otra cosa, pensó que no era conveniente seguir con esta serie en un diario “fervorosamente” monárquico.

Máximo define este trabajo, que ahora ha sido compilado en libro por Planeta, como un diario apócrifo puramente literario que se puede identifica (o no) con el Rey de España. Ahora planeta recoge en un volumen más del 90% de esta obra.

¿Esta serie surgió por encargo o de forma espontánea?

Hay que procurar no trabajar no trabajar por encargo porque te pueden pedir cosas inconvenientes.

En realidad, muchas veces había recurrido al diario o manuscrito encontrado con diferentes personajes y un día se me ocurrió introducir un texto como parte de un diario apócrifo del Rey. Sin intención de continuidad.

¿Sus trabajos son una forma amable de mostrar a la Monarquía?

Seguramente la trato de modo amable porque yo suelo ser amable. Yo no entro en el debate Monarquía – República. Me parecen dos sistemas que pueden funcionar de la misma manera y con la misma legitimidad; siempre que sea aceptado por los que están debajo de ese sistema.

¿Cómo es meterse en el pellejo de un rey?

Me parece una tremenda temeridad que debía de estar prohibida. No se puede suplantar a nadie y menos a un rey. Lo que pasa es que este diario se sabe que es apócrifo. No hay ninguna intención de parodiar al Rey y, a la vez, no es un rey imaginario sino un Rey Juan Carlos I imaginado.

¿Por qué se cerró la serie con su salida de El País?

Al pasarme a ABC, mientras en El País la Monarquía o República era un asunto neutro, sabía que éste es un diario fervorosamente monárquico. El desparpajo con el que yo trataba a estos diario podría resultarle incómodo a ABC.

Aunque si los de ABC leyeran esto dirían que me paso de susceptible y que no tendría ningún inconveniente en seguir publicándolo.

Lo que creo es que me aplicaría una autocensura, aun sin darme cuenta. Y la autocensura más peligrosa es la que nos imaginamos que tenemos.

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