Ante los recientes y desgarradores casos de dos madres secuestradoras y huidas con sus hijos, un niño y una niña, para separarlos de sus padres a los que acusaban falsamente de abusos sexuales, hay que exigirle a Carmen Calvo, la vicepresidenta del Gobierno, que justifique su propia exigencia de rechazar los testimonios de los hombres porque “toda mujer tiene razón, sí o sí”.
Calvo tiene un enorme poder intimidatorio, ejecutivo y legislativo. Le impone a los diputados del partido gobernante unas ideas extremistas con las que le demuestra a Pedro Sánchez que ella es más progresista que nadie, y que quien se le oponga es un reaccionario.
Los diputados del PSOE, aunque estén en contra de esas ideas sectarias y sin matices, tienen que eliminar nuevamente, como con Zapatero, dos principios del derecho: el de la presunción de inocencia y el de la contradicción.
El caso de estas dos mujeres vinculadas a otro partido “progresista”, que ha cambiado de nombre para…
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