La airada salida de tono y de un plató de la televisión pública alemana de Josep Borrell ante el provocativo interrogatorio policial del periodista Tim Sebastian, ignorante en cuestiones españolas, fue un gesto antidiplomático que expresaba su ira al ser agredido en su dignidad, más que como ministro de Exteriores, como ciudadano español.
Luego volvió. No debería haberlo hecho, aunque pudo decirle a Sebastian que no sabía nada de España ni de nada del separatismo catalán, al que este émulo de Puigdemnont parecía representar.
Estando en una televisión alemana Borrell debería haberle preguntado si el interrogatorio era para la Gestapo o para la terrible Stasi de la Alemania comunista, hoy integrada en la República Federal, que aún existía 13 años después de la Constitución democrática española…
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