Esos revolucionarios franceses conocidos como “chalecos amarillos”, protagonistas desde el otoño notables revueltas por toda Francia, por fin pueden ser identificados con un nombre: “nazillons”, neologismo que puede adaptarse perfectamente al español como nazillones.
Son ultraizquierdistas a los que también se unen ultraderechistas e islamistas que, sin declararse públicamente nazis, están cerca de esa ideología, especialmente en su antisemitismo.
No dicen que odian a los judíos por su sangre, cultura y origen, como los nazis originales, que son individuos bajo un complejo de inferioridad ante el éxito de los judíos con sus ideas, creatividad y laboriosidad, características generales que enriquecieron occidente y que lo iluminaron desde Baruch Spinoza, en el siglo XVII…
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