Parece que por parte del Gobierno español ya no peligra la estabilidad de 6.000 trabajadores de Cádiz, el área de mayor desempleo, por las dudas ante la demanda de Angela Merkel y del socio preferente de Pedro Sánchez, Podemos, de que Navantia no construya allí para Arabia Saudita las cinco corbetas vendidas hace dos años por Mariano Rajoy.
La razón es la acusación de que la teocracia saudita ordenó asesinar y descuartizar en su consulado de Estambul con una brutalidad extrema al periodista saudí disidente Jamal Khashoggi, colaborador del Washington Post y miembro de una familia notable del país.
Las corbetas, valoradas por su alta tecnología en 1.800 millones de euros, pero buques de pequeño porte para controlar aguas territoriales, eran el gran contrato que podría revitalizar los decadentes astilleros estatales gaditanos y abrirle nuevos mercados.
Arabia Saudita, que practica el fundamentalismo del mayoritario…
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