Una imagen remarcable que demuestra el odio inculcado por el nacionalismo catalán hacia los demás españoles es la del joven de Igualada, Barcelona, que este fin de semana saltaba enloquecido a la espalda de un policía que caminaba solo, de paisano y sin armas, para golpearlo por todas partes hasta que le fracturó la nariz.
Mientras trataba de huir, el agredido oía “¡Te cortaría el cuello!”, junto con injurias e insultos de una jauría de manifestantes que aclamaba al agresor.
Poco después, aconsejado por los expertos en publicidad separatista, el asaltante fingió estar herido.
Se tiró al suelo, donde lo atendieron cuatro sanitarios como a aquellos mil falsos lesionados de un año antes, el día del referéndum independentista simulado; detenido después, resultó llamarse Francisco López Gómez…
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