El caso del espionaje a una supuesta amante del rey emérito Juan Carlos I parece dirigido a explotar unas debilidades que, de ser ciertas, podrían dañar gravemente el sistema monárquico constitucional, aunque ahora la Corona la encabeza su hijo Felipe VI.
Ni España, Francia, Alemania o EE.UU. se libran de episodios en los que los espías cambian las tendencias políticas al intimidar y chantajear a sus dirigentes con secretos inconfesables: recordemos los casos de Hillary Clinton y Donald Trump, o los de Jacques Chirac o Willy Brandt.
En España está el ya famoso comisario José Villarejo, policía que posee dosieres sobre personas chantajeables en altas esferas políticas, económicas, sociales y periodísticas.
Daría para una gran novela la historia del enfrentamiento entre ese superespía civil de la Policía Nacional…
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