Una señal de que las democracias están en peligro es cuando las masas persiguen a los jueces con complicidad gubernamental por dictar sentencias siguiendo las leyes que contradicen los juicios populares o de la parte más emotiva de la sociedad, la irreflexiva.
Ocurrió con la connivencia de políticos demócratas, tornados en populistas, en tiempos previos al comunismo y al fascismo.
En España se repiten ahora esas situaciones. Un caso es relacionado con los cinco miembros de La Manada, condenados a nueve años de prisión cada uno por abuso pero no violación de una chica de 18 años en los Sanfermines de 2016.
Uno de los tres magistrados del tribunal –en el que hay una mujer–, firmó un voto particular…
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