O es un confuciano que deja fluir pacientemente la historia, que todo lo arregla, o su pasividad ante los independentistas catalanes más allá de aplicar con extrema delicadeza el Artículo 155 de la Constitución se debe a su displicencia protestan quienes le exigen que “haga política” con Cataluña.
Hay otra posible interpretación de la conducta aparentemente pusilánime de Mariano Rajoy: que cree que las leyes ordenan cómo debe afrontarse el chantaje separatista y que finalmente se impondrán sin necesidad de hacer concesión política alguna, y menos aun cuando cuenta con el apoyo internacional, empezando por la UE.
De ser así no necesita meterse en “líos catalanes” discutiendo mayores competencias para esa Comunidad, que deberá volver a la senda constitucional con los nacionalistas claramente derrotados.
Esta podría ser su fórmula: la policía y la Guardia Civil han recibido órdenes de no divulgar…
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