Aquellas cajas de documentos que los Mossos d’Esquadra iban a incinerar para que se perdieran rastros de su participación en el golpe de Estado de la Generalidad catalana están proporcionándole a los jueces, tanto de la Audiencia Nacional como del Supremo, innumerables pruebas que demuestran hasta qué punto el nacionalismo se había lanzado a destruir España.
Una gran conspiración que por su amplitud fue más peligrosa que el golpe de Estado de Tejero, puesto que este se revertiría enseguida, triunfara o no, mientras que este sería irreversible: cuando un territorio se desgaja de otro ya no hay vuelta atrás.
Por eso, y en esta semana santa con menos productividad opinativa, el cronista vuelve a una crónica anterior más válida hoy que cuando se publicó por primera vez:
La actuación de la jefatura de los Mossos d’Esquadra durante el golpe de Estado de la Generalidad catalana presenta una paradójica pero ilustrativa lección para la historia si se confronta con el también fallido golpe del teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero el 21F de 1981…