Era difícil imaginarse que aquella Cataluña que salió de los Juegos Olímpicos de Barcelona-92 como una de las regiones más admiradas, luminosas y alegres de Europa fuera a convertirse en otra a la que comienza a llamársele “Califato” por el fanatismo similar al religioso de sus independentistas.
Añádase que muchos llaman ya coloquialmente a esos agresivos separatistas “orcos”, desagradables formas semihumanas que atacan a los héroes de El Señor de los Anillos.
Así se entenderá la repulsión que han generado en muchos españoles los gobernantes separatistas del “Califato”, representantes de menos de la mitad de los catalanes.
Este “Califato de los orcos”, ha afeado gravemente la imagen de la Cataluña brillante y abierta a la que emigraron, ayudándola a crecer, españoles de regiones pobres, antes la mayoría.
Su mejor momento de prosperidad y con democracia fue a partir de…
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