Quienes proclaman su deseo de asesinar a los rivales políticos dicen ser buena gente si usan el señuelo de la “expresión artística”, como ya anticipó Thomas de Quincey al escribir a mediados del siglo XIX “Del asesinato considerado una de las bellas artes”.
Lo que pasa es que con humor negrísimo De Quincey mostraba como antítesis del “arte de matar” unos casos de torpeza absolutamente aberrantes.
El rapero José Miguel Arenas, conocido como Valtònyc irá a la cárcel por sentencia del Supremo tres años y medio por tres delitos cuya gravedad, de mayor a menor son amenazas de muerte, apología del terrorismo e injurias a la Corona.
Si sus delitos hubieran sido dos no iría a prisión, pero en cualquier caso difundir por internet de acceso libre, incluso a los niños, vídeos con incitaciones al asesinato alegando que es arte –en este caso de arte, nada–, debe tener un reproche social, aunque no la cárcel…
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