En su libro “La cocina práctica” el cocinero Picadillo, en realidad Manuel Puga y Parga (1874-1918), abogado y alcalde de La Coruña, le otorgó una cualidad a la merluza mucho mejor que el Parlamento español que acaba de concederle, como a todos los animales, la cualidad de “ser vivo”, lo que cambia jurídica y éticamente su situación.
Caminaba Picadillo por un muelle cuando una merluza saltó desde un pesquero a tierra e inició una conversación con él, aunque enseguida se desmayó al intuir que aquél enorme humano quería devorarla: el pez tenía emociones.
El cocinero escribió al iniciar la receta para aquella merluza: “Hay animales que son indiscutiblemente superiores al hombre”.
En uno de sus miniensayos, este dedicado al besugo, el sabio filósofo Gabriel Albiac dice que la declaración del Parlamento rompe “la dura constante metafísica que atribuye la condición de “cosa” a todo cuanto existe en este mundo. Y sustrajo…
……..
Siga leyendo aquí y vea a Salas