En 1958 Jordi Pujol publicó un libro señalando que “el hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre anárquico. Es un hombre destruido”, cuya presencia amplia en Cataluña introduciría “su mentalidad anárquica y pobrísima, es decir, su falta de mentalidad”.
“La immigració, problema i esperança de Catalunya” mostraba el racismo innato de los nacionalismos, aunque debe advertirse que hay unos pocos andaluces, catalanes, gallegos, vascos, castellanos o de cualquier otra autonomía que obedecen a esa descripción.
Es por eso que encajan en la idea pujolista los independentistas andaluces, que los hay aunque cueste creerlo, tan pintorescos como unos hipotéticos independentistas sorianos o burgaleses.
Esos andaluces están encabezados por personajes famosos, como el alcalde perenne de Marinaleda Juan Manuel Sánchez Gordillo y su colega del Sindicato Andaluz de Trabajadores, Diego Cañamero, integrados, cómo no, en Podemos…
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