«No somos unos delincuentes ni unos locos ni unos golpistas», proclamaba con rostro de nigromante Carles Puigdemont al presentar la independencia catalana.
En efecto, se cree un mago, y para demostrarlo saca de una chistera un bebé llamado Cataluña que lanza al aire y que, en su torpeza, se le cae y se le mata contra el suelo.
Ha asesinado al niño como casi hizo hace dos décadas Umberto Bossi, líder de la Liga Norte al proclamar la independencia de Padania.
Mostró una botella con agua del Río Po, frontera física entre norte y sur de Italia, y detrás a un recién nacido que lanzó al propio río como símbolo de la nueva nación: el bebé estuvo a punto de ahogarse y quedó con graves secuelas…
Siga leyendo aquí y vea a Salas
…….