Cataluña no será independiente aunque lo proclamen el gobierno de Carles Puigdemont y el Parlamento autonómico. Lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible, dijo Talleyrand, frase atribuida erróneamente aquí a dos toreros, El Gallo y Guerrita.
Imposible, aunque millones de catalanes movilizados por la fe y la pasión de las sectas destructivas esperen que la independencia prometida por la yihad nacionalista creará un paraíso como el islamista, con fuentes manando vino, vírgenes (ambos sexos) y billetes de 500 euros.
En este mundo globalizado ninguna de las dos organizaciones que integran económica y militarmente a los países occidentales, la UE y la OTAN, toleraría la desintegración de uno de sus miembros, y menos tras comprobar que Rusia apoya a los separatistas…
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