Los familiares de los ocho yihadistas marroquíes muertos en Cataluña, dos en la explosión en la casa que habían okupado para preparar bombas, y seis por la policía, exigen que las autoridades españolas traten sus cadáveres según las normas islámicas.
Quieren facilitarles el encuentro con sus 72 huríes prometidas a cada uno por asesinar a 16 personas en Barcelona y Cambrils.
Muchos musulmanes creen que si se profanan sus cadáveres pueden ser arrojados fuera del Paraíso…
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