Cuando los periodistas pasan de informar u opinar sobre política a ejercerla que tiemble la ciudadanía porque generalmente serán Atila para quienes sufran sus ideas y poder, como le pasa a los catalanes bajo la presidencia Carles Puigdemont.
De 54 años, es un periodista metido a político que, como suele ocurrir con quien pasa de informar u opinar a ejercer la política, lo que toca concluye en desastre.
Ahora lleva a Cataluña, más que a una catástrofe, al ridículo con su referéndum imposible, o de juguete, que sólo sus amigos más íntimos creen que tendrá éxito.
Tenía una pronta vocación periodística. Comenzó de adolescente a enviar…
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