Será un gran negocio producir en serie figuras de Franco como se hace con las muñecas hinchables.
Los políticos autoproclamados progresistas las comprarán para colocarlas detrás de sus rivales ideológicos tras resucitar al Generalísimo con vudú.
Inmediatamente denunciarán a esos contrarios al grito de “¡Estáis dominados por el franquismo!”, ocultando, naturalmente, que fueron ellos quienes recuperaron su espíritu.
El método español de desacreditar al contendiente es llamarle franquista. Se le destroza con esa fácil acusación: todo lo que no sea políticamente correcto se denuncia como heredero del dictador.
Si usted detesta a los independentistas y cree que el país se desangra…
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