La justicia de un país está maltrecha cuando los ciudadanos honrados deciden acudir a profesionales de la intimidación presuntamente de momento no violenta para que liberen sus casas de okupas, casi todos de mafias organizadas, que entraron en ellas y los echaron a la calle.
Barcelona es la gran ciudad española entregada cíclicamente al anarquismo, como se comprueba con la elección de su alcaldesa, Ada Colau, una okupa sin oficio conocido, aunque sí con el beneficio de vivir sin trabajar del llamado activismo social.
Cuanto más protesta una fracasada aspirante a actriz como Colau defendiendo como víctimas a pocos pobres y a muchos caraduras, más popularidad obtiene en esta sociedad emotiva, sensiblera, y por tanto irracional.
Como exokupa protege a las mafias de okupas y a gentes voluntariamente sin oficio pero con beneficio robado a los demás, como cualquier corrupto: por el efecto llamada Barcelona importa ahora okupas de…
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